• 26/11/2019 00:00

El triángulo prodelincuencial

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Hay dos cosas que me causan estupor, suspicacia y desasosiego con relación al incremento de la delincuencia en Panamá. Una es la cantidad y naturaleza de los casos que vienen suscitándose; y la otra es la pasividad con que los panameños estamos permitiéndolo.

Esta es una sociedad en la que hay protestas colectivas por temas políticos, el matrimonio entre personas del mismo sexo, etc.; pero no hay manifestaciones masivas relacionadas a la seguridad de los panameños. Esta semana me mandaron varios videos con escenas violentas, aparentemente relacionadas a temas de robo y narcotráfico. ¿En qué se está convirtiendo Panamá? Ya sabemos que es una de las ciudades más caras, ¿Pero acaso ahora queremos descollar en violencia? ¿Y quién piensa hacer qué al respecto? Paralelo a ello, el incremento de la violencia en cualquiera de sus formas, doméstica, pasional y personal… ¿Qué estamos esperando para reaccionar?

La delincuencia es un fenómeno de causas multifactoriales, pero a mi parecer, y sin incurrir en tecnicismos de experticias que no me corresponden, lo “espeso del chicheme” está en la delincuencia que viene del extranjero. Estos delincuentes encuentran libre albedrío en Panamá, gracias a lo que yo denomino: “El triángulo prodelincuencial”; cuyos vértices son: migración, la Policía Nacional y el Sistema Penal Acusatorio.

Estas tres instancias generan con su lentitud, omisión e ineficacia, el caldo de cultivo necesario para que la delincuencia crezca, florezca y se diversifique en Panamá. Sin embargo, hace un par de días atrás nos enteramos de que la policía recibió otro aumento (esta vez en forma de viáticos). Digo, ser un policía es uno de los trabajos más nobles que existe; que exige mucha responsabilidad y demanda un alto riesgo. No hay nada de malo en que se les paguen buenos salarios. Pero, si tan solo se apartaran un poco del celular y fueran más proactivos para con la delincuencia, y menos reactivos con los ciudadanos honestos. Porque cada vez que ocurre un evento altisonante evidenciando su lentitud y desatino, reaccionan contra la clase obrera y profesional del país, en lugar de perseguir y encarcelar a los maleantes.

Ahora bien, tampoco se trata de que conviertan a la ciudad en un campo de tiro. Tener a policías y ladrones intercambiando disparos en el corredor, o a plena luz del día en un centro comercial, tampoco es el sentido de “seguridad ciudadana” más ideal que debieran brindarnos. Eso es altamente peligroso. Me pregunto entonces: ¿dónde están los organismos de inteligencia policial panameños? ¿Buscando a Pegasus todavía?... Me refiero a ese grupo élite de policías que supuestamente debería adelantarse al accionar delincuencial. ¿O será que estoy viendo muchas películas, y eso en Panamá no existe?

¿Quién está anticipándose a los maleantes en las calles, desmembrando las bandas, generando presencia, seguridad y confianza, como un buen organismo escolástico y profesional?

Por otro lado, tendríamos que preguntarnos por qué hay tanto extranjero moviendo drogas y cometiendo fechorías por todo el país, en correrías a cielo abierto como si no existiera Dios ni ley en Panamá. ¿Qué está haciendo Migración?... ¿O será que es otra “percepción xenofóbica” de la ciudadanía? Debería entonces suponer que (si bien ni siquiera pueden atrapar a los indocumentados comunes y corrientes, ni frenar su proliferación) pedirles esto otro sería demasiado. ¿Por qué Migración no está en capacidad de filtrar la entrada y salida de estas personas al país, con tanta internet y globalización, alertas internacionales, etc.? ¿Por qué son tan lentos?

Finalmente nos queda el glorioso Sistema Penal Acusatorio, cuya aplicación pareciera ser más garantista del bienestar gansteril que de sus víctimas. Con esos acuerdos de pena y penas blandengues, su valor práctico se resume al tiempo de respuesta en soltar al maleante. Sí, un esquema que agiliza la justicia y reduce el hacinamiento carcelario, pero… ¿manteniendo a los delincuentes libres?

En resumen y en términos generales, si lo vemos globalmente, pareciera que la delincuencia en Panamá nos está llevando inevitablemente a las sendas de Colombia, México y Venezuela, gracias a que: Migración deja entrar a los delincuentes; a la policía se le complica mucho su aprehensión; y a los pocos que capturan, el Sistema Penal Acusatorio los libera. ¿Tendrá eso sentido? ¿Acaso nos merecemos esto los panameños?

Ingeniero en sistemas.
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