• 23/12/2019 00:00

Linda Navidad

La celebración, con el paso de los años, ha sido sometida a drásticos cambios que han provocado que su sentido haya cambiado verticalmente...

Probablemente, el día que realmente nació Jesús Cristo sea uno de los temas que más polémica religiosa genere en el mes de diciembre. Algunos eruditos, basados en estudios bíblicos, aseguran que nació en entre septiembre y octubre. Otros dicen que en entre febrero y marzo y los más osados aseguran que la fecha exacta y verdadera es el 6 de enero.

Esta discusión y drásticas pociones religiosas ocasionaron que muchos países y regiones en el mundo llegaran al extremo de prohibir su celebración. Aún hoy día es un tema de amplio análisis.

La celebración, con el paso de los años, ha sido sometida a drásticos cambios que han provocado que su sentido haya cambiado verticalmente, debido en gran medida a su popularidad y a la mercadotecnia.

Por suerte, entendemos que lejos de constituirse en una celebración con exclusiva concepción religiosa, la Navidad es la familia. Es una fecha para estar juntos y celebrar todas las bendiciones que el creador de todo el universo —quien creas que sea— ha propiciado sobre uno mismo y tus familiares. Es una época de reflexión, meditación y de convivencia familiar y social.

Desde el siglo XIX, cuando la Navidad empieza a afianzarse con el carácter que tiene hoy día, se popularizó la costumbre del intercambio de regalos; se creó a Santa Claus y el hábito de regalar tarjetas de Navidad: costumbres que con el tiempo la mercadotecnia (en especial la norteamericana) aprovecharía para expandir la Navidad por el mundo, dándole un carácter distinto al religioso, y con temas que poco o nada tienen que ver con la tradicional celebración.

Para nosotros, la Navidad es una época de esperanza, de bondad, de integración, amor y paz. Lamentablemente, algunos la confunden con el despilfarro, el consumismo exagerado, y costumbres que distan por kilómetros del sentido principal del festejo: la familia.

A pesar de ello y convencidos de la importancia de la familia, deseamos que esta fecha especial convierta, como dicen casi todas las tarjetas navideña, cada deseo en flor, cada dolor en estrella, cada lágrima en sonrisa y cada corazón en dulce morada, porque la Navidad no es un acontecimiento, sino una parte del hogar que uno lleva siempre en el corazón. Es ese niño que nace en nuestro interior, que motiva en nuestros corazones los sentimientos más nobles, y esa esperanza por un mañana mejor. La Navidad no es un momento ni una estación, sino un estado de la mente.

Periodista
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