• 11/01/2020 00:00

De locos, ciegos, guerras y esclavos mentales

En nuestro país, los enceguecidos del gobierno Varela, incluyeron a Panamá en una alianza loca de guerra contra el Estado islámico (EI) o las bandas terroristas de ISIS. Desnaturalizando la posición geopolítica de neutralidad que conviene a nuestro país, convirtiéndonos en punto vulnerable y de alto riesgo.

En el marco de una iniciativa internacional que se conoció como “marcha mundial por la paz y la no violencia” (2009), Eduardo Galeano, concedió una entrevista filmada donde señaló verdades poco objetables que siguen siendo vigentes a la fecha, sobre las guerras y los dueños del mundo; su video se ha convertido en viral recientemente.

Este influyente pensador crítico, inició su argumentación afirmando que: “Ninguna guerra tiene la honestidad de confesar: Yo mato para robar” (Galeano, 2009).

Además de que invocan nobles motivos para matar, en nombre de la paz, de Dios, de la civilización, del progreso o de la democracia, cuentan con los grandes medios de comunicación para justificar lo que llamaba Galeano “la conversión del mundo en un gran manicomio y un inmenso matadero.”

Con un toque literario, recuerda la obra de Shakespeare, Rey Lear, donde se argüía aquí que “en este mundo los locos conducen a los ciegos”, pero que luego de cuatro siglos-vuelve a decir Galeano- “los dueños del mundo son unos locos enamorados de la muerte, que han convertido al mundo en un lugar donde cada minuto mueren de hambre o enfermedades curables, 10 millones de niños y que cada minuto se gastan tres millones de dólares en la industria militar… donde las armas exigen guerras y las guerras exigen armas” (…) de manera que “el mundo está en las manos de los que hacen el negocio de la guerra”.

Ese mismo escenario lo seguimos teniendo hoy, a propósito de las bravuconadas del presidente Trump en el medio oriente —y allí donde haya materias primas— poniendo en riesgo la vida y paz de su propio pueblo, con tal de seguir haciendo floreciente el negocio de la guerra —la subida del precio del petróleo y cuando conviene, su abaratamiento, es parte de esta economía— nutrido con muertes humanas y también, con la destrucción de buena parte de la vida del planeta al aumentar el calentamiento global, fruto de la combustión y generación masiva de desechos de esta industria.

Así, los dueños del mundo, viven de la industria de la muerte. Los dueños del mundo son los locos de hoy; esos que aludía la obra de Shakespeare. Sin embargo, los “manicomios” y “mataderos”, que señaló Galeano, no son posible edificarlos y mantenerlos si los “ciegos”—y también los enceguecidos por ansiar vivir en opulencia— están alineados a esa industria irracional. Para esto, los dueños del mundo y los enceguecidos, requieren esclavos mentales, que vean como bueno, como deseable, lo hecho por los locos de hoy.

En nuestro país, los enceguecidos del gobierno Varela, incluyeron a Panamá en una alianza loca de guerra contra el Estado islámico (EI) o las bandas terroristas de ISIS. Desnaturalizando la posición geopolítica de neutralidad que conviene a nuestro país, convirtiéndonos en punto vulnerable y de alto riesgo.

El gobierno del señor Cortizo, bien haría en mostrar que no es parte de la cadena de enceguecidos y cómplices de la industria internacional de la muerte, retirándose de esa alianza inmediatamente y declarando públicamente nuestra neutralidad.

Por otro lado, nuestra población ha sido convertida como nunca antes, a partir de la invasión de 1989, en esclavos mentales. Solamente así, se comprende por qué muchísimos panameños se creen con facilidad las falsedades de que los dueños del mundo y sus ejércitos tienen motivos nobles, como la defensa de la libertad, la democracia y hasta Dios.

En un programa televisivo —conocido como Jelou— que dedicó algunos minutos a rememorar la gesta de enero de 1964, entrevistando a sobrevivientes de aquella fecha, los animadores arribaron a una sentencia que revela un acontecimiento sociológico e histórico de enorme significación, pero que simultáneamente planteaba un problema por superar.

Me refiero a que, cuando los zonians desgarraron nuestra bandera y los estudiantes tuvieron que huir de la soldadesca imperial que los reprimía, el pueblo panameño ya se comenzaba a volcar en la entonces avenida 4 de Julio, para defenderlos.

De esta narración, Edy Vásquez se preguntó: ¿cómo fue posible que el pueblo se comunicó tan rápido con los estudiantes, para movilizarse? Luego, Natalia sentenció que: “Hoy tenemos la posibilidad de comunicarnos al instante y no reaccionamos”.

Sentencia realista que nos exige a líderes sociales, volcarnos en las aulas de clases, gremios, comunidades, a proscribir la esclavitud mental, comenzando por aclarar que en “toda guerra se mata para robar”, (Galeano, 2009).

Sociólogo y docente de la UP
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