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- 16/01/2020 00:00
El valor de la amistad
La experiencia vivida en los años de juventud, principalmente en la época de estudiante, ha marcado muy fuertemente a nuestra generación de los 60/70. Ya que fue en esta etapa de nuestras vidas que comenzamos a cosechar amigos.
Todo empezó desde que llegamos al primer año de primer ciclo (hoy séptimo grado) al salón de clases; caras conocidas del barrio, amigos de infancia de la primaria y caras de personas no conocidas.
Así comienza el reto de conocer y saber de nuevas personas; conocidos que después dejan huellas como amigos.
Dentro del salón de clases se compartía la amistad, en los estudios, las tareas, los trabajos en grupo , la conviviencia en camaradería, las relaciones personales entre compañeros.
Fuera del salón, pero dentro de l colegio , la participación en la banda de guerra, equipo de baloncesto, equipo de fútbol , equipo de voleibol-; pertenecer al conjunto típico, a la Cruz Roja; ser parte del club de español , matemática, etc.
Fue así como conocí a mi mejor amigo. Fuimos compañeros de aula, formamos parte de la Banda de Guerra por más de siete años, pertenecimos al cuerpo de socorristas de Panamá por más de diez años y también de la Cámara Junior, por aproximadamente quince años. Crecimos y nos convertimos en profesionales; cada uno formó un hogar, y a la fecha somos una sola familia. El contorno de hermandad subió a otro nivel. Compañeros, amigos y hermanos para toda la vida.
En la actualidad, seguimos coadyuvando en asociaciones que son parte de la comunidad, compartimos la esencia de la cultura, el arte, el profesionalismo de nuestras carreras, más con los hijos y amigos, nuestra sapiencia, enseñanza y experiencia. Una amistad de cincuenta años que perdura por siempre. Comentaba en un grupo de amistades que para escribir una biografía de mi amigo creo que me llevaría mucho más tiempo y más de doce tomos enciclopédicos, ya que hay aventura, comedia, travesuras, éxitos, altos y bajos, retos, triunfos y derrotas. Todo un mundo de hechos y anécdotas.
La verdad es que ha sido una experiencia increíble. Nuestros valores y principios están latentes y somos responsables de nuestros actos con madurez y firmeza.
Estamos en la etapa de nuestras vidas en que toda la experiencia vivida tenemos que traspasarla a otras generaciones.
Le expresaba a mi amigo que una vez en una conferencia escuché a un expositor citar una máxima: “El conocimiento y la sabiduría se acaba o se diluye, sino se aplica, enseña o comparte con otras personas lo que aprendiste hoy y no lo desarrollas con el tiempo; se olvida. Qué desperdicio”. He aquí nuestra motivación.
Sé que mi amigo con solo leer este texto se dará cuenta que hablo de él, pero también puedo presagiar que otras personas puedan hacer suyas mis palabras, si han vivido este tipo de amistad; de que a pesar que han pasado los años, seguimos siendo amigos y hermanos por siempre: ese es el valor de la amistad.