• 21/04/2020 00:00

Presidente ante una sola bandera

Como ciudadano con deberes y derechos e interesado en opinar por el bienestar nacional, planteo a renglón seguido. Señor presidente de la República, haciéndome eco de sus discursos a partir del día en que recibió la investidura presidencial ante la majestad de la Patria, asumiendo con hidalguía la responsabilidad de primer dignatario, ya que desde ese momento es el arquitecto que creará el mejor diseño de estructuras para reedificar esta nación ultrajada y ávida de mejores tiempos.

Como ciudadano con deberes y derechos e interesado en opinar por el bienestar nacional, planteo a renglón seguido. Señor presidente de la República, haciéndome eco de sus discursos a partir del día en que recibió la investidura presidencial ante la majestad de la Patria, asumiendo con hidalguía la responsabilidad de primer dignatario, ya que desde ese momento es el arquitecto que creará el mejor diseño de estructuras para reedificar esta nación ultrajada y ávida de mejores tiempos.

Ahora, señor presidente, está latente el sabio adagio característico de hombres probos y serios, “Soy Hombre de mecha corta”, muy bien comprendido por las mayorías como un folclorismo muy bien definido, debo decirle que todos los que en diversos estadios dirigimos colaboradores, siempre se aplica otro adagio que me permito esbozarle “solamente son cinco dedos en mi diestra”. En otras palabras, no diluya su confianza más allá de su puño, usted tiene lo que se necesita y a menos burocracia mejores resultados, sabemos que el desgaste siempre asoma, pero usted es hijo de “gallo de patio”, eche pa'lante y escuche un poquito a los del pueblo que le escribimos para dar luces e ideas para el bien común.

Hoy quiero decirle que, en diversas fechas, como son el 28 de julio de 2019, el 25 de septiembre de 2019 y el 28 de enero de 2020, además de en otras oportunidades, escribí y salieron publicados en sendos periódicos de sobrado prestigio nacional e internacional, alocuciones humildes de mi propio pecunio, quiero pensar que posiblemente no llegaron a sus manos por los diversos niveles de prioridades establecidas o acordadas.

El 28 de julio le propuse la creación de un Instituto de Ingeniería Oficial, ente colegiado conformado por un equipo sugerido de 50 miembros profesionales de la Ingeniería y de especialidades afines con comprobadas experiencias y avanzadas academias. Dicho Instituto recibiría los diversos planteamientos de proyectos que provengan de ministerios y demás entidades, con el fin de estructurar y licitar los estudios y diseños de los mismos, retornando los proyectos diseñados soportados en los estudios y con los presupuestos elaborados para las convocatorias de las licitaciones que correspondan.

Con el respeto a las razones que conllevaron a otros Gobiernos a adoptar la modalidad denominada “Estudios, diseño y construcción” que, con el devenir en el tiempo, nos llevó a una distorsionada realidad, tornando las empresas en “juez y parte”, dando lugar a un entramado de corrupción y sobrevaloraciones institucionalizadas en los sectores privado y público.

En segunda, ocasión el 25 de septiembre, entre otros detalles, mencioné que nos percatamos del asomo de las mismas burocracias, iguales acomodos, los mismos estilos de derroche de dineros del Estado, nos han planteado supuesta contención del gasto público; sin embargo, han nombrado acogidos de la tolda gubernamental con salarios faraónicos, gastos de representación 24/7 y otras arandelas políticas.

Advertí que las directivas de instituciones y ministerios, además de las comisiones de Estado, requieren de oxígeno y balance de poder; las directivas deben contar con la presencia de voces y votos de miembros de la sociedad civil, desde empresarios hasta profesionales, productores, obreros y representantes gremiales, quienes darán el toque auténtico y la eliminación de tantos “cheques en blanco” que inoportunamente son patentes de corso de funcionarios sacados como ases de la manga de partidos, con intereses aviesos sobre la cosa pública que deben ser puestos a órdenes de la justicia.

El 28 de enero del presente año, puntualicé que nuestro país no solo aumentó en edad promedio de vida, sino que también se ha superado culturalmente y en educación, sin dejarse engañar con negociados turbios. Puntualizaba entonces que, en ocasión de seguir hilando con igual interés, planteé que en lo concerniente a medicamentos e insumos hospitalarios ya es hora de estabilizar semejante descalabro por el desgreño administrativo en el suministro a nivel nacional, asfixiando a los pacientes con proveedores y empresas farmacéuticas con actos de licitación y compras directas sobrevaloradas, tanto en el Ministerio de Salud (Minsa) como en la Caja de Seguro Social (CSS), además del expendio particular y comercial arropados como “vacas sagradas”, distribuyendo a precios exorbitantes.

Somos calmados a nivel de parecer tontos, sin embargo, conocemos los detalles de estos consorcios apadrinados, pero no somos ilusos en el conocimiento y experiencia para importar producto, tramitar las liquidaciones aduanales y consignación o excepciones de impuestos, gerenciamos gastos administrativos, administramos costos financieros, lidiamos nóminas y planillas preelaboradas, somos contribuyentes fiscales, establecemos reservas anticipadas y por último, somos celosos calculadores de las ganancias razonables. Ya es tiempo de poner coto al abuso desmedido en detrimento de las grandes mayorías. Es vergonzoso recurrir y revisar los precios de medicamentos en países vecinos y de otras latitudes, son irrisorios y al detal.

Reiteramos, en pleno siglo XXI no se ha erigido un panameño de pura cepa con calidad humana y capacidad desde el poder otorgado por el pueblo y ser inclaudicable ante las angustias y zozobras causadas por el flagelo enquistado de la corrupción, confiamos que puede ser la HORA SUYA Y DE NOSOTROS, señor presidente.

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