• 22/12/2020 00:00

Los buenos panameños durante la pandemia

“[…] ser buen panameño, en esta época de pandemia, es ayudar a los afectados en su salud y economía que están cerca de nosotros”

En ningún lugar está señalado en qué consiste ser “un buen panameño”. Por eso distintas personas, tienen distintas versiones sobre este concepto abstracto.

En las escuelas, los maestros nos enseñaron que ser un buen panameño es ser un buen ciudadano. En tu casa posiblemente te reiteraron esta idea, pero también te introdujeron variantes, de acuerdo con el nivel cultural e idiosincrasia de tu familia. Las personas provenientes de ciertas regiones de Panamá consideran que ser buen panameño es practicar y exaltar ciertas costumbres folclóricas, bailes, música, gastronomía, etc. Otros piensan que ser buen panameño es conocer bien nuestra historia y literatura. Los más nacionalistas identifican la panameñidad con el fervor hacia todo lo que tenga que ver con la historia del Canal de Panamá y las relaciones con los Estados Unidos de América.

No faltan los que piensan que son extraordinarios panameños porque apoyan a un boxeador, equipo de fútbol o atleta en una competencia internacional. Consideran que haber viajado a Rusia para la serie mundial de fútbol los hizo mejores panameños. Comparto las ideas y sentimientos anteriores de mis compatriotas, aunque no dejo de notar que existen criterios muy diversos para calificar al buen panameño.

Ahora que estamos padeciendo la pandemia, todo ha cambiado. Nunca en la historia de nuestro país hemos padecido algo similar que haya causado tanto dolor y muerte. Como no hemos sufrido guerras, ni terremotos o huracanes severos, no tenemos en nuestra memoria histórica el recuerdo de una calamidad sanitaria y económica de esta envergadura. Ningún suceso anterior había producido tantas muertes y necesidades económicas como esta pandemia. En nuestra historia quedará señalada la pandemia como la mayor tragedia que ha sufrido nuestro pacífico y tranquilo país.

Vivimos en un país con notorias desigualdades económicas, culturales y tecnológicas. Convivimos millonarios con gente muy pobre que difícilmente come una vez al día. Personas que tienen en sus manos los artefactos más sofisticados del mundo tecnológico conviven con personas que no saben leer ni escribir. Los que viajan a clínicas y hospitales de los Estados Unidos tan pronto tienen un malestar, conviven con pueblos originarios donde los enfermos o picados por culebras deben ser llevados a cuestas durante horas hasta el centro de salud más cercano. La pandemia ha profundizado la desigualdad que existía antes de principios de año y, el ver esto, causa mayor tristeza y frustración.

En medio de tanto desastre, me pregunto qué es ser buen panameño en estos momentos. Mis convicciones cristianas y sociales me indican que hay que pensar en ayudar a los demás. Solo que las necesidades del prójimo antes de la pandemia y las necesidades actuales son muy distintas. Los que estaban afectados por algún problema de salud o económico antes de la pandemia, mal que bien, tenían a donde acudir. Ahora los que pueden ayudar son menos y los que necesitan ayuda son más. Por eso tenemos que redefinir el concepto de ser buenos panameños. No basta con darle una pequeña ayuda al necesitado, porque ahora las necesidades son mayores. Como no es posible ayudar a todos los que lo necesitan, hay que establecer prioridades.

En mi opinión, debemos mirar antes nuestro entorno más cercano. Porque no tiene sentido ayudar a otros en otros países, cuando tienes a un familiar o a alguien muy cerca de ti que tiene necesidades.

Concluyo que ser buen panameño, en esta época de pandemia, es ayudar a los afectados en su salud y economía que están cerca de nosotros. Sin mirar ni tomar en cuenta clases sociales o distingos de raza o religión. Si actuamos así, considero que seremos mejores panameños. Ya habrá tiempo para vitorear a nuestros atletas o cantantes. Ahora mismo hay que redefinir prioridades.

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