• 06/10/2021 00:00

Manejo de crisis en campañas

“Como todo, las crisis tienen etapas, las que pudieran clasificarse por escalones, donde el primero de ellos es la preocupación por una situación particular; indistintamente si la crisis o la amenaza de crisis es interna o externa […]”

Las campañas tienden a ser procesos complejos y dinámicos, donde las presiones pululan en el ambiente. Adicionalmente, todo esto sucede en un ambiente donde los egos están a flor de piel, el tiempo y los recursos generalmente no son suficientes, por lo cual, es lógico que se presenten crisis internas.

Así que, podemos definir las crisis como situaciones complejas y decisiva para la sobrevivencia de la campaña; producidas por sorpresas o imprevistos que pueden afectar tanto al público interno como al externo. Ahora bien, lo primero que debemos tener es claridad en el concepto anterior y decantar si efectivamente tenemos una crisis, si esta es real, o imaginaria. En ocasiones las crisis imaginarias pueden terminar generando verdaderos riegos con incidencia interna en la campaña, perturbando la buena marcha de esta.

Como todo, las crisis tienen etapas, las que pudieran clasificarse por escalones, donde el primero de ellos es la preocupación por una situación particular; indistintamente si la crisis o la amenaza de crisis es interna o externa, el simple hecho de que preocupe, debe ser un llamado para que se le preste atención y se le observe de inmediato.

No significa que hay que encender las alarmas y paralizar o movilizar todo en función de esa preocupación, pero, es la primera campanada de alerta de algo que pudiera estar gestándose.

El segundo escalón es cuando efectivamente hay un problema. Aquí hay una relación entre el tiempo que se toma para atender la crisis y el impacto que esta tendrá. Es decir, cuanto más tiempo se tarde en atenderla, más impacto tendrá.

Siguiendo en esa línea, si no se atiende el problema oportunamente, se llegará, indefectiblemente, al tercer escalón; es decir, oficialmente hay una crisis, con lo cual se pasa a tener una emergencia -cuarto escalón- y de allí al escándalo -quinto y último escalón-, es muy fácil y rápido.

Cuando una campaña tiene una estructura organizativa y unas líneas de mando débil, se genera el caldo de cultivo para que se presenten crisis, tal como se describió anteriormente. Sin embargo, una campaña que esté consciente de que no juegan solos en la cancha y, en consecuencia, observen los movimientos, actividades y señales de las otras campañas, adicionalmente, cuenten con un plan estratégico de campaña escrito, buena organización y una dirección coherente, seguro están preparados para prevenir las posibles crisis, detectándolas con la debida antelación; lo que permitirá afrontarlas mediante dos posibles vías.

La primera, anticipándose a la crisis, en consecuencia, diluir las posibles causas, aniquilando la posibilidad de que se genere. La anticipación solo será posible si se está muy atento al contexto, y, sobre todo, si en la fase de estudio previo se dibujaron y previeron todos los escenarios posibles -desde los más lógicos y factibles, hasta los más absurdos e improbables-, entonces, ya hay un camino trazado.

Otro escenario que se puede presentar es que, al no poder diluir las causas de la crisis y, sobre todo, si es inminente que se produzca, es prudente entonces “abortarla”, es decir, la propia campaña saca a la luz pública la posible crisis.

Aunque es delicado y solo es factible realizar si previamente se estudió y midió cada escenario y las reacciones de los demás actores o campañas; teniendo en cuenta que una crisis pudiera ser superada si se genera una crisis mayor. El que la crisis sea mayor, aún provocada por la propia campaña, puede ser que tenga menos impacto sobre el electorado, pero, de nueva vuelta, es una operación de alto riesgo.

En conclusión, para afrontar una crisis en campaña, conviene considerar lo siguiente:

La verdad. Siempre será la mejor aliada para afrontar una crisis. Ahora, la verdad pudiera tener distintas dimensiones, por lo cual, el equipo de campaña junto al candidato y sus asesores tendrán que analizar el tamaño y la incidencia de la “verdad”, y tomar la decisión más acertada. Estamos hablando de la verdad, bajo ningún motivo, hablamos de mentir.

La rapidez de respuesta ante una crisis es primordial. Como lo manifiesto en mi libro “Ganar, gobernar, comunicar. “… las crisis tienen distintos escalones y cuanto más se tarde en responder, más grande podría ser la crisis”.

Generalmente, se logra minimizar o frenar las crisis cuando las respuestas vienen acompañadas con hechos. Es decir, no son palabras que se las pueda llevar el viento, son acciones o acontecimientos pasados o presentes irrefutables.

Lo más importante es contar con un selecto equipo de personas idóneas para reaccionar estratégicamente, capaces, no solo de prever las posibles crisis, sino de tener las respuestas rápidas, acertadas y contundentes para las soluciones.

Consultor político; en Twitter: @orlandogoncal.
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