• 26/10/2021 00:00

El peligroso 'virus' de la incertidumbre laboral

“La crisis laboral no ha tocado fondo. El “enemigo” no es la COVID-19, es el hambre”

Panamá comienza a recuperarse de la COVID-19, un virus con 1.5 % de mortalidad, que ocasionó la cuarta peor contracción económica en el mundo el año pasado y acabó con casi 400 000 empleos en la empresa privada, hasta la fecha. Ahora debe enfrentar uno mucho más perverso, la incertidumbre laboral.

A octubre 2021, casi la mitad (46 %) de los empleos formales del sector privado prepandemia desaparecieron (37 %) o se encuentran suspendidos (9 %). Al dramático colapso del empleo formal se agrega que la generación de nuevos empleos formales marcha lentamente.

Entre enero y septiembre 2021, Mitradel tramitó 160 491 nuevos contratos laborales (77 % temporales), 54 % de los 296 050 tramitados en el mismo período del 2019, año en el que se generaron 52 040 empleos, todos informales.

El 31 de octubre vence el plazo para que las empresas del sector terciario reactiven las más de 80 000 contrataciones. La sostenibilidad de estos empleos luce complicada y pocas empresas tienen la liquidez para hacer frente a las liquidaciones del personal que no van a necesitar.

Adicionalmente, en diciembre 2021 culmina la vigencia del Vale Digital, programa a través del cual el Gobierno nacional ha venido parcialmente mitigando la catástrofe laboral, y que a octubre tiene 610 208 beneficiarios.

El vencimiento de la moratoria bancaria es otro factor de ansiedad. Unos 300 000 clientes no se han acercado a sus bancos a hacer arreglos de pago, y la banca panameña ha provisionado $930 millones para hacer frente a la probabilidad de impagos.

Estamos ante un cuadro de incertidumbre laboral y volatilidad social. Según el Índice de Confianza del Consumidor Panameño (ICCP) de septiembre 2021, presentado por la Cámara de Comercio, Industria y Agricultura de Panamá (Cciap), 43 % de los panameños ve poco probable que mantenga su empleo dentro de los próximos seis meses (versus 26 % en julio 2021), 7 % considera que no tendrá trabajo y un 28 % no sabe qué ocurrirá.

4 de cada 5 panameños (as) se muestra pesimista con respecto a sus perspectivas laborales. En el ICCP de julio 2021, 37 % de los encuestados era optimista con respecto a su futuro personal. En septiembre fue 22 %.

La incertidumbre laboral es señal de cautela por parte de los consumidores a la hora de gastar y asumir nuevos compromisos, resultando en inhibición de un consumo, que cayó en $600 millones mensuales. Si no hay consumo no hay ventas, sin ventas no hay ingresos, y sin ingresos no habrá empleo.

Sin inversión privada no hay generación de empleos formales, por lo que el lento ritmo en los nuevos contratos laborales en Mitradel es síntoma de incertidumbre entre los inversionistas. El deterioro en el clima para las inversiones en el país se ha venido también manifestando a través del sistemático aumento en los niveles de informalidad en el empleo.

Antes de la pandemia (2009-2019), el 52 % de todos los empleos generados en el país fue informal. La COVID-19 agravó la tendencia. Entre el 2010 y 2020, el 92 % de los nuevos empleos fue informal y el 8 % restante fue producto de aumentos en la planilla estatal. En el 2020 había más de 777 000 trabajadores informales, cifra que aumentará para el 2021. El 70 % de la fuerza laboral del país es de informales y funcionarios.

Las decisiones en materia económica por parte del Gobierno han estado supeditadas a criterios sanitarios. La prioridad es la vacunación, no la generación de empleo. Pero ya no estamos en un estado de emergencia sanitaria, sino económica.

Si bien la vacuna por sí sola no inmuniza ni previene los contagios, como se está demostrando en países como Israel, el Gobierno panameño ha sido exitoso incorporando una agresiva campaña de concientización sobre el comportamiento social requerido, que ha calado en la población y dado los excelentes resultados que hoy tenemos.

Es momento de hacer la generación de empleo la primera prioridad. En una economía donde el 70 % de los empleos es presencial, la narrativa del “terror”, así como las restricciones de movilidad y acceso, destruyen puestos de trabajo. Que haya nuevos rebrotes es una probabilidad, que ya hay más de 400 000 desempleados es un hecho.

El “virus” de la incertidumbre laboral se combate generando confianza. Primero, confianza en los inversionistas, proyectando a Panamá como un país seguro para invertir, con seguridad jurídica y reglas claras. Y segundo, confianza en los consumidores con respecto a su futuro laboral y la estabilidad de la economía panameña. La crisis laboral no ha tocado fondo. El “enemigo” no es la COVID-19, es el hambre.

Asesor empresarial.
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