• 08/11/2023 00:00

Aprendizajes sin compromisos de los movimientos sociales

Es importante reseñar que la república istmeña en su avanzar ha tenido cuatro grandes estadistas que nos dieron dignidad, valores y valores democráticos participativos

Históricamente, la República soberana de Panamá ha tenido diversas etapas en su controversial evolución por encontrar vías institucionales proyectistas. En 1903, saludamos el inicio de la república, que acogió básicamente las tendencias con plena identificación de corrientes ideológicas políticas totalmente contradictorias.

Por un lado, la naciente oligarquía colombo panameña santificaba orgánicamente la presencia de llamado destino manifiesto abanderado por el también naciente imperialismo norteamericano, que había heredado las cédulas coloniales provenientes de la europea exterminadora que se había posesionado del cuerpo social de los grupos originarios, auténticos propietarios de estos ubérrimos territorios del llamado nuevo mundo.

En la vida europea, los ilustres pensadores: napoleónicos, los Diderot, Robes Pierres, Russor Rosseau, Marx, Lenin, Troky, y otros condotieros de la ilustración intentaban traer nuevas luces, con el llamado liberalismo social que tenía como objetivo superior limitar el avance del feudalismo territorial que excluía la creación de los llamados estados nacionales como auténtica sustentación institucional de las repúblicas democráticas.

Acá, en América Latina, Bolívar, Martí, San Martín, Victoriano, Porras, Sucre y otros patriotas empuñaban la bandera revolucionaria, combinando las ideas para construir países y naciones democráticas.

Es importante reseñar que la república istmeña en su avanzar ha tenido cuatro grandes estadistas que nos dieron dignidad, valores y valores democráticos participativos. Mencionamos a Belisario Porras B. (tres veces presidente de Panamá), Juan Demóstenes Arosemena (impulsó el patrimonio familiar y la educación pública), Harmodio Arias M. (constitucionalista que impulsó las relaciones de respeto mutuo con Estados Unidos), y el general Omar Torrijos H. (sin derramar una gota de sangre, eliminó la quinta frontera, nacionalizando el Canal de Panamá con dignidad y plena soberanía, impulsando el proyecto de liberación nacional aún pendiente en pleno siglo XXI).

Finalmente, la crisis estructural – institucional que vive el pueblo en la actualidad no requiere la vigencia de un neoliberalismo excluyente con marcados niveles de inseguridad ciudadana y corruptela progresiva.

Es necesario compatriotas que estas jornadas antimina y el caos general, nos deje un aprendizaje dialéctico y didáctico donde podamos tomar decisiones trascendentales en las urnas el próximo 5 de mayo.

La experiencia cívica política del hijo de Omar y actual candidato a la presidencia de la república, debemos evaluarla objetivamente para que continue el trabajo constitucional pendiente de su padre.

El legado de Martín y su actual candidata a la vicepresidenta están presentes en el corazón honesto de los panameños decentes que no resisten un minuto más del juega vivo. Caminemos todos juntos hacia ese noble objetivo superior.

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