Según el economista en jefe de la FAO, Máximo Torrero, la región ha reducido la prevalencia del hambre, con casos destacados como Brasil, República Dominicana...
“En tiempo de las bárbaras naciones, de las cruces que colgaban los ladrones; más ahora, en el siglo de las luces del pecho del ladrón cuelgan las cruces”. Fragmento de un poema de Hugo Foscolo escritor y poeta italiano (1778-1827).
Retrocedamos seis mil años, todavía respiraba el sabio Menón y con borrosa visión del futuro, moribundo, confió a su pupilo Ciro el joven, que por gracia divina, a partir del mágico año 2025 (que estamos viviendo), no existirán emperadores o reyes megalómanos ni guerreros cursis y arrogantes. Menón resultó no ser buen sabio ni profeta porque lamentablemente falló en su visión del futuro ya que antes, durante y después de Ciro han existido incontables sátrapas y tiranos que en la mente del populacho mundialista compiten con Batman, la Mujer Maravilla, el hombre Araña y Messi.
La pura y dura realidad principalmente en este Siglo XXI es que la fallida profecía de Menón no provoca espanto, tampoco risas. Comenzando el Siglo XX, de 1914 a 1945 entre la Primera y la Segunda guerras mundiales murieron noventa millones de seres humanos entre combatientes, prisioneros, esclavos y mirones. En el tiempo presente esos fatales números se multiplican sin contar los muertos de Israel y la franja de Gaza, Líbano, Siria, Palestina, Irak, Afganistán, Pakistán, Yemen, Sudán... No alcanza este papel para nombrar a todos. Según la ONU, actualmente hay cincuenta y seis países enredados en conflictos bélicos.
Los Estados más fuertes todavía respetan la prohibición de ataques atómicos, pero se les hace difícil contener y controlar a locos y otros personajes sedientos de figuración y poder, ayatolas como Jamenei de Irán y Kimm Jong de Corea del Norte. ¡Creen que tengo mis bombas H como bolas de adorno! Este personaje de fantasía gobierna el país más atrasado del Asia oriental, heredero de su abuelo, una dictadura familiar de 80 años. Desde tiempos inmemoriales o remotos los cabecillas son así, la mayoría de dirigentes de las grandes potencias se distinguen porque nacieron con una especial combinación de torpeza, incapacidad, rapacidad y salvajismo contra los mismos pueblos que tuvieron y tienen la mala leche de verlos nacer y crecer.
En la decadente Europa y otras naciones como China, Rusia, EE.UU., los aspirantes al puesto de máximo tirano, un poco en broma y otro tanto en serio, deben probar sus dotes, torturando y masacrando por año a cien mil enemigos reales o imaginarios.
Proporciones guardadas, nuestros pequeños países también funcionan con los mismos ejemplos. La gobernanza es amplia, robando los recursos del Tesoro Nacional puedes llenar tu cuota mensual de difuntos sin usar la guillotina ni apretar el gatillo. Impidiendo el funcionamiento de la seguridad social eliminas a los más viejos y enfermos. Puedes asesinar centenares de niños recién nacidos atrasando el nombramiento de médicos pediatras. Otros seres humanos morirán por falta de camas, cupos, medicinas esenciales y vacunas mientras los ladrones están robando el fentanilo. Si te falta completar la cuota de difuntos, puedes matar un puñado de viejitos traspapelando el programa de mantenimiento de los equipos respiratorios, de diálisis y hemodiálisis.
Si tienes la suerte de ser uno de los gobernantes del primer mundo, tu primaria vocación es promover las fábricas de armamento, fusiles, metralletas, bombas, aviones, etc. Tus expertos del Departamento de Guerra quedan encargados de vender la carga en Ucrania, Afganistán, Yemen, Gaza, Congo, Birmania, Sudán, Venezuela, Somalia... se acaba la tinta. El equipo diplomático tiene la misión de exigir el Premio Nobel de la Paz para el presidente y si hay oportunidad, también pueden revender a precios de ganga uniformes usados, raciones de emergencia, botas militares, drones y explosivos húmedos.
En el secreto que se guardan unas a otras las grandes potencias, sin querer queriendo surgen incontrolables experimentos de laboratorio como la Peste Negra, el COVID-19, VIH/Sida, más otros intentos fracasados que los grandotes esparcen en países del tercer y cuarto mundo.
Con el desarrollo de las ciencias atómicas, en una futura guerra mundial las potencias del primer mundo no apostarán por dos mil millones de muertos. Sin querer queriendo jugarán a la destrucción de este planeta incluidos todos los seres vivos, humanos, animales y microbios. Solamente se salvará el super-trillonario Elon Musk volando en su nuevo cohete rumbo al planeta Marte. Ya no será prepotente porque sus libretas de depósitos monetarios se quemaron en el sótano de los bancos de Pasadena, New York y Grand Cayman Island.