Ernesto De León, director del Cuerpo de Bomberos de Panamá, explicó a los medios de comunicación que el sistema de prevención de incendios funcionó correctamente...
El movimiento social panameño ha tomado las calles con el firme propósito de derrotar las inconsultas y antidemocráticas reformas constitucionales que el poder económico y el Gobierno han presentado a través de la Concertación, instancia que no representa a la mayoría de los panameños. Un paquete de nuevos parches a la Constitución de 1972, reconocida como militarista, por ser producto de la dictadura militar (golpe de Estado de 1968). Han sido varios los parches constitucionales: Reformas por Acto Constitucional de 1978 y 1983, Reformas por Acto Legislativo 1993, 1994, 2004; en 1998 se sometieron a referéndum las reformas constitucionales (Período de Pérez Balladares), siendo rechazadas ampliamente por el pueblo panameño por margen de 2-1.
Varios han sido los engaños y manipulaciones del Gobierno de Nito para imponer su proyecto. Las supuestas consultas nacionales de la Comisión de Gobierno de la Asamblea Nacional, para supuestamente recoger observaciones e incorporar propuesta, que implicó casi medio millón de dólares en publicidad, para al final ser desconocidas. La supuesta participación de los sectores sociales que pasaron por la Asamblea Nacional en el período de primer debate, cuyas propuestas fueron engavetadas como siempre. Al final, la discusión en plenario superado el primer bloque de reformas, desconoció toda observación y propuesta, regresando al proyecto original de la Concertación. Es decir, una Asamblea que gestó una pantomima de consulta, para luego mantener la esencia de las exigencias de los grupos empresariales y la partidocracia en torno a lo que debe ser cambiado.
Ante el descontento popular, Nito promete “diálogo”, se trata del viejo mecanismo distractor para mediatizar el rechazo a proyectos que no contemplan el sentir de las mayorías del país, diálogos que hemos denominado de “Yo con Yo”, prácticas muy usuales de todos los Gobiernos. El supuesto llamado del Gobierno, no parece ser la excepción, pues continúan con la tozudez de mantener el paquete de parches constitucionales. La referencia de lo sucedido este miércoles, cuando el Gobierno llevó a la Presidencia a un grupo de jóvenes a “dialogar”, la mayoría identificada como miembros del PRD o de la juventud que hizo campaña a favor de Nito, tal como denunciaron los grupos estudiantiles.
Un proceso supuesto a pasar un referéndum organizado por otra de las institucionalidades en crisis, el Tribunal Electoral, mismo que después de casi seis meses ha reconocido el caso de varias personas que votaron dos veces en el torneo electoral del 5 de mayo, pero aún no admite los cientos de inconsistencias del torneo.
El Gobierno sabe que en el referéndum el pueblo, como ya lo hizo, rechazará el paquete de parche constitucional; está claro que el supuesto diálogo no es para incorporar las demandas sociales de no privatización, revocatoria de mandato, democracia participativa, entre otras; frente a este escenario, que también es cuestionado por la población, preparan el segundo escenario para imponer sus intereses en la Carta Magna (legalizar las medidas neoliberales y las actuales formas de acumulación de ganancias), la paralela.
El pueblo ha sido claro: ni parches ni falsos diálogos ni paralela. ¡Basta de engaños! Demandamos el retiro del proyecto, pues es contrario a los intereses nacionales y sociales.
Los parches constitucionales no resuelven la profunda crisis institucional del país. Los panameños tenemos la obligación de romper con las prácticas gansteriles a los cuales los grupos de poder económico y sus partidos políticos pretenden arrastrarnos. Se requiere un Estado democratizado, donde impere una democracia real, que sea participativa, protagónica y deliberativa, que responda y esté al servicio del pueblo como único y legítimo soberano.
Ante esta situación y la embestida del Gobierno, que pasa por la represión y encarcelamiento, el pueblo se une para exigir una Constituyente Originaria, en la medida en que las reformas son otro parche a la Constitución que ya ha caducado. Suntracs, Conusi, Frenadeso somos parte de esa unidad que seguiremos en las calles luchando por refundar el país, por un proceso de participación directa de los más diversos sectores sociales que, por primera vez en la historia republicana del país, tengamos la oportunidad de definir nuestra máxima norma, la Constitución.