• 21/01/2021 00:00

¡Vamos Chile, vamos!

“¿Es la Constitución culpable de los males sociales? ¿O lo es el carácter humano de gobernantes y gobernados?”

Santiago. _ Catorce meses representando a Panamá en Chile, suministran elementos útiles para abonar al desarrollo conceptual de la estructura y el funcionamiento de la democracia. Chile atesora en su haber histórico una muy rica experiencia derivada de su cultura política. La didáctica plusvalía producida en una conciencia formada entre sacudidas de la vida universitaria en uno de los países más versátiles del mundo, como es Colombia, y la vida profesional en un Panamá con capitales excedentes en materia de sobrevivencia política y social, me permite realizar aportes a las distintas opciones que circulan en nuestro istmo.

Relevantes reflexiones se originan con este ejercicio: 1) “Chile Vamos” es la coalición oficialista que no alcanza la mayoría en el Congreso (bicameral). Se reúne periódicamente con el Gobierno para afilar los puntos que consolidan los discursos y actuaciones de ambos sectores. Vale la pena ponderar la utilidad de este mecanismo político. En el desarrollo de Panamá resalta como una herramienta apropiada para alinear con ideas a las fuerzas amigas. Compromiso de lado y lado. Todo partido quiere que a “su” Gobierno le vaya bien y no debe perder de vista que en democracia las más delicadas y amplias responsabilidades las tiene el Gobierno. 2) El uso constante del diálogo y la concertación mantienen viva la democracia moderna; sin estos, muere. Y junto al respeto por la forma y las conductas éticas, se convierten en señales de madurez, de civilidad, de sabiduría y, en lo fundamental, de entendimiento del alma de la democracia. 3) El rol de las ideologías en el crecimiento de una sociedad, en la que reina la diversidad, es enriquecer el mundo de las ideas como vehículo para perfeccionar los mecanismos de realización de la democracia. Aquellas dirigidas a destruirla o a usarla como trampolín para erigir el modelo opuesto, solo contribuyen a endurecer las diferencias sociales y trastocar el ejercicio de la libertad.

4) La democracia y el Estado de derecho caminan agarrados de la mano. Entenderlo, evita confundir legítimas protestas ciudadanas y enérgicas manifestaciones populares de descontento, con acciones desestabilizadoras, anárquicas, delictivas, intimidadoras y destinadas directamente a desprestigiar o debilitar un determinado Gobierno.

5) El multilateralismo es vital para el crecimiento económico y social de la ciudadanía en general, bajo los influjos de un intercambio comercial libre, independiente y de cooperación, que trascendió las fronteras nacionales para mutar en un instrumento ajustado al desarrollo específico, integral y sostenido de un país. 6) La dignidad es una condición para la felicidad humana; cualquier medida que la irrespete, se torna con el tiempo en “caldo de cultivo” para la violencia. 7) El destello de la educación ilumina el porvenir democrático de una sociedad que busca con ahínco una convivencia social pacífica, respetuosa de las reglas, propulsora de la evolución colectiva y de la superación personal. 8) ¿Es la Constitución culpable de los males sociales? ¿O lo es el carácter humano de gobernantes y gobernados? ¿Necesitamos una Constitución de resguardo de detalles o de principios?

Y del manejo de la pandemia, la razón nos conduce a concluir que la complejidad del problema es universal y que el estudio comparado no muestra panaceas para nadie. Gústenos o no, el Gobierno de turno, sin unidad desinteresada y autodisciplina social, el virus, escurridizo y pequeño, siempre le ganará a las medidas de restricción.

Abogado, embajador de Panamá en Chile.
Lo Nuevo
Suscribirte a las notificaciones