• 22/03/2015 01:00

Atención, Sr. Alcalde de Colón

'Es evidente que lo que no avanza retrocede'

Transcurrido ya un tiempo del relevo en la jefatura del distrito de Colón y luego de las pasadas elecciones, la administración municipal pareciera haber entrado en una fase estacionaria con visibles muestras de retraso. Es evidente que lo que no avanza retrocede.

Sin entrar en un análisis de las condiciones del distrito, que es el radio de acción de todo alcalde, las cuales no son óptimas, sí es menester exponer la situación caótica de la ciudad de Colón. Esta urbe, situada en el Atlántico panameño, en otrora pivote de una serie de actividades que le dieron lustre, y toda una presencia nacional, expresa una ruinosa situación no únicamente material, sino también espiritual.

Si bien existe una serie de factores que pueden explicar el desbarajuste urbano, pero desde luego no justificarlo, el elemento referido a la primera autoridad del distrito es fundamental en las responsabilidades que puedan reclamarse. No se advierte en Colón una política municipal coherente, consecuente y de perspectiva. La comunidad colonense ni siquiera sabe si la misma existe, y si la hay, cuál es su verdadero contenido.

La ciudad está inmersa en una putrefacción material: casas en estado decrépito, calles y avenidas deterioradas y malolientes, callejones convertidos en receptáculos de basura, lotes baldíos con herbazales y desperdicios de todo tipo, riachuelos de excretas y aguas negras por las calles, aceras destrozadas, edificios abandonados, parques descuidados, estatuas y bustos mugrientos, solo para citar algunos ejemplos. A esto hay que añadirle negocios improvisados en plena vías pública: barberías, buhonerías, actividades de bellezas, kioscos, venta de frutas, calles convertidas en ‘Car Wash’, y aceras en muestrarios de mercancías de comerciantes. Con esto se violan disposiciones que definen las calles y aceras como propiedades municipales y de uso público.

Afortunadamente pareciera que la umbra citadina va cediendo un poco frente a las luminarias que poco a poco se van instalando en las calles. Y en lo que respecta a la cultura propiamente, no hay evidencia de nada y menos de las tareas deportivas y académicas, así como tampoco un conocimiento claro del presupuesto municipal por parte de los ciudadanos y las inversiones que han de desarrollarse en el distrito.

Los vínculos con las estructuras de Gobierno local, como, por ejemplo, MEDUCA y universidades, que pueden aportar significativamente en materia de asesoría y proyectos de investigación, no son siquiera tomados en cuenta. Las propuestas ciudadanas llegan, y no son atendidas y la improvisación pareciera tener toda una presencia en la ciudad y en el distrito de Colón.

Mientras en el distrito capital se observa una dinámica impulsada por la primera autoridad, digna de alabar y de imitar, no observamos en Colón más que una burocracia, sin sentido y sin orientación que pareciera estar jugando a la alcaldía y no actuando propiamente con el convencimiento y el conocimiento de las responsabilidades que demanda ser alcalde.

Ninguna renovación de la urbe colonense será posible y exitosa en condiciones en que material, cultural y espiritualmente exista un deterioro y en la medida en que el burgomaestre no tenga claridad de lo que le corresponde hacer.

DOCENTE UNIVERSITARIO.

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