• 28/08/2022 00:00

¿Qué es comida?

Tanto se ha hablado de comida en los últimos días con todo esto, del famoso arroz con tuna en la Mesa Única del Diálogo y de la decisión del Gobierno de controlar los precios de la canasta básica, que ya casi la gente da por sobreentendido que la agricultura, el procesamiento de alimentos y su comercialización se están manejando y administrando en su totalidad con el objetivo de maximizar las ganancias, sin una regulación adecuada y sin principios rectores sobre su impacto en los humanos, otras especies o el planeta.

Tanto se ha hablado de comida en los últimos días con todo esto, del famoso arroz con tuna en la Mesa Única del Diálogo y de la decisión del Gobierno de controlar los precios de la canasta básica, que ya casi la gente da por sobreentendido que la agricultura, el procesamiento de alimentos y su comercialización se están manejando y administrando en su totalidad con el objetivo de maximizar las ganancias, sin una regulación adecuada y sin principios rectores sobre su impacto en los humanos, otras especies o el planeta. Una industria satanizada porque nadie la entiende ni comprende. Y todo esto a pesar de que, en teoría, como Estado, están diciendo que los alimentos que comemos son nutritivos y ecológicos, pero en la práctica no es así.

Al no suceder de esta manera, el Estado ha fallado en lo más fundamental de sus obligaciones: nutrir a la población. Y en cierto modo, arreglar todo esto es tan fácil como establecer un objetivo claro y diseñar una política de seguridad nutricional y actuar en consecuencia.

Y nuevamente, aquí no hay segundas explicaciones: la comida es para nutrir a la gente. Punto. Podemos profundizar en eso, pero ese es el principio fundamental. Y por favor, ahora no actuemos como si de verdad creyéramos que lo estamos haciendo bien.

Por eso, permítanme presentar varias líneas de pensamiento, ideas realizables, todas justificables y viables en un futuro muy cercano. Es decir, suponiendo que tengamos un Gobierno comprometido y responsable, no una suposición política ni una promesa de campaña. Aquí se requiere de un plan de acción que al menos permita ponernos en camino a construir un sistema alimentario que sea sostenible y justo, y todo lo que implican esas dos palabras.

1. Restringir la venta de comida chatarra a los niños, una idea que rondaba en los años 70 hasta la toma de posesión de Ronald Reagan en 1980. También podríamos gravar la comida chatarra, aumentar el impuesto a las sodas y usar los ingresos para subsidiar frutas y verduras. De acuerdo, esas son tres ideas, pero están relacionadas y todas están sucediendo en países más ricos y más pobres que el nuestro; hay, por ejemplo, 28 países con algún tipo de impuesto a las sodas, incluyendo en los Estados Unidos que tienen impuestos en 8 ciudades.

2. Instituir reglamentos reales, normas legales y marcos jurídicos exigibles que rijan la cría de animales para la alimentación y mejorar la transparencia en las granjas y los centros de procesamiento. Hacer cumplir las leyes ambientales existentes también ayudaría, ya que estas fábricas son contaminantes atroces. El grado en que se descuentan las vidas de los animales es secreto para la mayoría de las personas, quienes se horrorizarían y avergonzarían si vieran lo que sucede a gran escala. Y ojo, favorecer un trato digno a los animales no es lo mismo que ser vegano.

3. Fijar un salario digno para quienes trabajan en la producción y el procesamiento de alimentos, incluyendo restaurantes y cocinas. No estamos hablando de propinas y otras remuneraciones salariales. Tres o más de los trabajos peores pagados en Panamá están en el sistema alimentario. Gran parte de este problema se debe a que, desde el Ministerio de Trabajo y la Comisión Tripartita que revisa los salarios mínimos, consideran la siembra, cultivo y cosecha de alimentos como una tarea de segunda y hasta de tercera importancia. El campesino que trabaja de sol a sol merece algo mejor.

4. Minimizar el impacto de la agricultura en el medio ambiente. Mientras los agricultores más grandes obtengan miles de millones de dólares en ayuda de los gobiernos cada año, nosotros, el público que paga impuestos, podemos esperar justificadamente que cultiven de manera que mejoren el suelo, protejan el agua y el aire, y mitiguen el cambio climático.

Durante más de 50 años, los diferentes gobiernos que han administrado el país, se han manejado para aprovechar el poder político y económico que conlleva diseñar una política económica para el sector agro. Desde allí han decidido la forma de industrialización y comercialización, el negocio de los alimentos, sus precios y sus subsidios. Y de esa manera, el bienestar real de los productores y consumidores ha quedado en un segundo plano, muy distante. Igual ha sucedido con los productos que se sirven en los kioscos y comedores escolares, donde actualmente abunda la comida chatarra. Y después nos sorprende la cifra de 40% de sobrepeso para los niños menores de 15 años.

Entonces, ¿Qué es comida? Y la respuesta es simple: la comida es para nutrir a las personas, de manera justa y equitativa, respetando a las personas que la proporcionan y la tierra y otros recursos de los que proviene.

Empresario, consultor de nutrición y asesor de salud pública
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