La administradora de la ATP, Gloria De León, explicó que cuando salen a posicionar a Panamá, lo hacen resaltando estás cualidades y otras como la biodiversidad...
- 13/08/2023 00:00
Nos comió la basura
Panamá fue una tacita de oro. Tenía la mejor agua del mundo, al igual que era uno de los países más limpios y aseados. Pero todo eso terminó hace 70 años, cuando, en 1953, a raíz de los Tratados Remón-Eisenhower, el Gobierno panameño asumió la responsabilidad del aseo urbano. Fue entonces cuando se crea el Departamento de Acueductos, Calles y Alcantarillados (DACA), adscrito al Ministerio de Trabajo, Previsión Social y Salud Pública, heredado de la antigua Oficina de Salubridad.
Ya en 1961 el sistema de gestión de recolección de la basura hizo crisis y colapsó, convirtiéndose el botadero de Panamá Viejo en un peligroso foco de contaminación. En 1962, la DACA se disolvió y se creó entonces un Patronato de Aseo. El 1967, nuevamente la basura resultó un hueso muy duro de comer para el Patronato y sus funciones se transfirieron a la Dirección General de Aseo del Municipio de la Ciudad de Panamá.
Con la dictadura militar, vinieron los cambios y la basura no fue la excepción. En 1968, se creó el Departamento de Aseo, bajo supervisión del director ejecutivo del Idaan. Pero en menos de una década, la basura volvió a hacer crisis. En 1979, el basurero de Panamá Viejo fue declarado zona de emergencia sanitaria; en 1984, se creó la Dirección Metropolitana de Aseo (DIMA) y, en 1986, se clausuró definitivamente el basurero de Panamá Viejo y se construyó el relleno sanitario de cerro Patacón.
La creación de la DIMA como institución autónoma del Estado pareció ser un paso positivo en la recolección y manejo de la basura, pero en 1999 la administración de los rellenos sanitarios existentes en los municipios fueron transferidos a la Dirección Metropolitana de Aseo Urbano y Domiciliario (Dimaud), adscrita a los municipios de Panamá, San Miguelito y Colón. Este traspaso se da dentro del incipiente proceso de descentralización pública y tratando de que los municipios resolvieran los problemas de sus comunidades.
En el 2010, se creó la Autoridad de Aseo Urbano y Domiciliario (AAUD) para encargarse de la recolección de basura del distrito capital, con la meta de recolectar más de 1500 toneladas de desechos diarios, que eran responsabilidad de la Dimaud. Según la página web de la AAUD, su Misión era encargarse del manejo y gestión integral de los residuos sólidos en la República de Panamá; dedicada a fomentar el desarrollo social, económico y ambiental a partir de la prevención y el control de la contaminación, y promover el equilibrio del ecosistema y el mejoramiento de la calidad de vida de todos los panameños. Igualmente, su Visión era ser la autoridad líder, coordinadora y facilitadora en materia de prevención de la contaminación, generación de residuos y el control ambiental, aplicando un modelo de gestión sostenible que promueva un enfoque de cooperación entre todos los sectores y actúen en forma inclusiva, responsable y transparente.
De cara a estas funciones de la AAUD, podemos señalar categóricamente que los panameños hemos fracasado la asignatura de recolección de basura. En un lenguaje coloquial, somos unos chambones; y en el argot político, somos unos incapaces que, en setenta años, no hemos aprendido siquiera a recoger la basura, mucho menos a tratarla. En estos momentos, la AAUD es ineficiente e inoperante, y no ha podido incentivar ni concientizar sobre la necesidad de mantener limpia la ciudad y promover la preservación del medio ambiente. Nunca hemos visto campañas de sensibilización para limpiar ni prevenir la contaminación del ambiente. ¡Nada!
Una institución llamada a recoger y tratar la basura debe saber administrar, dirigir, planificar, operar y fiscalizar los servicios relacionados con el aseo urbano, comercial, domiciliario y de los rellenos sanitarios. Igualmente, debe entender sobre la separación, recuperación y reutilización de materiales reciclables, en casas, instituciones públicas, escuelas, industrias y empresas. Por lo visto, en la AAUD no saben ni entienden nada.
Actualmente, la basura está regada en las calles y aceras del país. Además de provocar graves problemas de salud para la población, es un foco de contaminación de ríos, suelos y fauna. Es inaudito que una institución con semejantes declaraciones de Misión y Visión, no tenga claro sus funciones. Además, es inaceptable que teniendo en su junta directiva a cinco ministros de Estado y al contralor general de la República, sea tan inútil. Y no es por falta de presupuesto, porque los $105 millones asignados en 2021 fueron suficientes para comprar y dar mantenimiento a los equipos.
Ciertamente, estamos frente a un ejemplo perfecto para un estudio de caso en materia de incompetencia. Y es lamentable, porque, como explicaré en una próxima entrega, los culpables no son los funcionarios de abajo que recogen la basura, sino los gamonales que administran y son dueños del negociado de la basura.