• 30/08/2022 00:00

Construir el poder constituyente

Todos se repiten, los mantras de que hay que constituir la constituyente. Como estamos de acuerdo, propongo que partamos del diagnóstico del poder de ese Estado que se pretende reconstituir.

Todos se repiten, los mantras de que hay que constituir la constituyente. Como estamos de acuerdo, propongo que partamos del diagnóstico del poder de ese Estado que se pretende reconstituir. Si sus detentadores actuales entienden que han de ser reemplazados, no habrá fuerza capaz de hacerles convocar una constituyente y transmitirle a la misma la fuerza de orden incluida en el verbo reconstituir.

Existen construcciones históricas que mitigan el trauma como, las constituyentes paralelas que dicen como deben hacerse las cosas, pero no osan hacerlas o, como en el caso de la constituyente colombiana del 91 dormitando hasta que el curso y fuerza de los acontecimientos sociales las hacen viables.

El término de originarias encierra la fuerza de la concentración de poderes de jure y de facto, pero… ¿Cómo ha de ser su convocatoria si el poder no la necesita? La diputación para una constituyente no puede ser mediante el amañado proceso de circuitos ensamblados como un rompecabezas forzado y que no expone una real representación de aquellos a quienes pretende representar. Los constituyentes deben representar a sus estamentos sociales de base, surgiendo de la diputación de sus asambleas. Esto eliminaría el manejo plutocrático del proceso electoral. Lógicamente, concebir un proceso así está por fuera de la naturaleza existente y futura del Tribunal Electoral, el cual debe ser obviado como rector en la presente circunstancia, sin dejar de apelar a la funcionalidad de su base.

En realidad, el curso de los acontecimientos recientes, gracias a las mesas de diálogos entre los demandantes de cambio y la representación gubernamental, ha perfilado el protagonismo de diversos estamentos sociales: el de los educadores de todos los niveles, el de los productores agrarios, el de los trabajadores organizados, el del transporte, el de los sanitarios, juristas, etc. Solo pretendo ejemplificar.

Entonces, qué democracia mejor surgiría si estos estamentos sociales se ponen de acuerdo en designar a sus representantes mediante fórmulas consensuadas, adoptando algunas normas parlamentarias útiles. Si estas Asambleas de estamentos particulares logran coincidir en una gran Asamblea Intertestamentaria podrían ser las que asuman la capacidad para transformarse en una constituyente verdaderamente originaria que dé a luz a un Estado Nuevo que represente a sus partes y ejecute una plataforma programática social y popularmente comprensiva y combata a los corruptos como lucha natural por su nueva supervivencia.

Por lo anterior no es conveniente disolver la capacidad deliberativa y propositiva de los sectores que convergen en los diálogos de Veraguas y Coclé.

Ilustramos recordando que, en la revolución francesa, la reunión de los Estados Generales fue disuelta por el Rey que temía el desarrollo radical de los convocados, no obstante, ellos juraron no disolverse y proseguir.

Consideramos que el camino electoral para las fuerzas populares está abierto, pero si se cierra por falta de posibilidades queda el camino de la democracia estamentaria más arriba dibujado.

Encontrar el camino de la unidad no es imposible. La diversidad, si no es antagónica, es enriquecedora, solo falta la voluntad de escuchar y entender. Dos personas hablantes de distintos idiomas inician su reconocimiento mediante señas que revelan necesidades e intenciones hasta que consigan asimilar el lenguaje ajeno, lo que permite entender sus preocupaciones y aspiraciones.

En realidad, la constitución no es el camino sino el resultado final de la construcción de poderes alternativos previos que tejen su unidad en la faena pre constituyente. La constitución no construye la democracia, sino que retrata y consolida la construcción del poder democrático nuevo que se ha ido construyendo desde antes, por ello la mesa de unidad no debe disolverse sino pasar a un estadio orgánico de asamblea de estamentos con una forma estructurada de convocatoria periódica. Eso pienso.

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