• 10/09/2021 00:00

Construyamos sociedad para el bien común

“Si la corrupción está por encima de la ética individual o colectiva, se necesita reflexionar para corregir el rumbo o empezar de nuevo”

La ocasión es propicia para una retórica internacional. Este es un punto de necesaria comunicación interpersonal para construir mejores estados, aprovechando que la pandemia nos da la oportunidad para reinventarnos como personas y como humanidad. Recordando a la familia como el primer estado y la primera sociedad. ¿Qué familia? La respuesta a esta pregunta ya la tenemos.

Hace poco, leí en este diario sobre la ética en el artículo “La corrupción tiene un solo antídoto” y acepté la necesidad de abordarlo por su semejanza a los intereses del bien común. En dicho artículo el autor, un notable expresidente costarricense y ex premio nobel de la Paz, hace referencia a la ética como el antídoto para la corrupción. De por cierto ese es el antídoto.

Pero, ¿cómo se vacuna con ética? La ética se aplica en diversos sectores y se refuerza. El primer sitio donde se inyecta la ética es el hogar, en la familia, como menciona el autor. De allí emanarán más adelante reacciones en el sistema nervioso que impulsarán a los ciudadanos a tomar decisiones relacionadas a su vida personal con incidencia en su propio ser y en la de los demás. Esta ética se refuerza o se inyecta en la escuela, porque hay hogares corruptos que no administran pizca de ética, o conceptos para un bien común, por el contrario, solo intereses personales o de un pequeño grupo. Esto es entendible, porque el mundo se mueve con el bien, con el mal, con la religión y con la ciencia, para tratar de alcanzar un balance que permita a la maquinaria de los Estados seguir funcionando.

Pero desde hace mucho estamos en esta diatriba de ¿dónde se corrige al hombre? En el hogar o en la escuela. La balanza debe emparejar esta responsabilidad social. Por eso se llama balanza, porque alcanza un balance entre las cosas. Y considero que la retórica de la ética para el bien común debe abordarse tanto en el seno familiar como en la escuela; no para aparentar una persona cívica, ni parecerme a tal persona o tal familia, porque eso es imitación y la imitación es solo un disfraz o robo de imagen. Tratar de ser como otros es triste, yo opto por la originalidad, tratando de alcanzar el bien común. Lo demás es copia y eso también es corrupción.

La ética es para el verdadero bien común. Esa es la lucha, el bien común. La estrategia de balancear la responsabilidad de la ética podría reflejar lo que anhelamos para nuestros Estados. Un bien común por encima de la individualidad o por encima de los sectores corruptos -tanto de los peldaños más altos de la sociedad humana como de aquellos en los primeros peldaños-. Esto es el verdadero balance. El civismo vendrá por añadidura. Todo lo contrario, a esto decanta en mayor corrupción, descontento, protesta y caos, pues es lo observado durante muchos años de historia principalmente latina. Si la corrupción está por encima de la ética individual o colectiva, se necesita reflexionar para corregir el rumbo o empezar de nuevo. En esta ocasión, debemos reflexionar por el bien común.

Profesor de Fisiología y Comportamiento Animal, UP.
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