• 12/10/2016 02:02

Crear un Ministerio de Cultura

‘... que un Ministro de Cultura tenga voz y voto en el gabinete ya es un adelanto inmenso para un mejor desempeño... '

Ahora que los panameñistas tienen la oportunidad de ponerle atención a los asuntos de la Cultura, tan poco vistos tradicionalmente por los políticos; ahora que tienen la posibilidad de retomar la vieja aspiración de que exista y funcione idóneamente como en otros países un verdadero Ministerio de Cultura, resulta que quienes hemos trabajado en este país por muchos años tratando de mejorar la calidad de las cosas del intelecto, las artes, la literatura, las tradiciones y la identidad nacional buscando expandir su comprensión y desarrollo, sentimos de nueva cuenta ese ominoso silencio, esa suerte de vacío que nada positivo en este terreno anuncia.

Porque esperábamos que alguien como José Blandón Figueroa, ahora desde el poder que le da la titularidad de la Alcaldía, hiciera buena su gestión en la Asamblea Nacional en torno a la creación de dicho Ministerio, y le hablara al oído al Presidente Varela. Todavía puede hacerlo, volviendo a retomar los sólidos razonamientos de su anteproyecto de ley que ya había sido consensuado y aprobado por unanimidad, aunque al final fuera miserablemente vetado por el simplismo y la chatura intelectual de Martinelli, sin duda por llevarle la contraria a su adversario político y así aguarle la fiesta.

Está de más decir que tan importante como el auge económico de un país es su raigambre espiritual, el seguir tejiendo con manos y voces firmes la fibra sutil, aunque a la vez también recia, de las tantas cosas indeclinables que como nación y como individuos somos gracias a las siempre entrañables tramas de la Cultura, en sus diversas manifestaciones.

Pero sin duda se requiere una férrea y a la vez generosa voluntad política para organizar, enrumbar, brindar espacios y oportunidades, rescatar, consolidar y promover las muchas formas de ser y de asentarse entre nosotros y hacia el exterior, de la polifacética cultura de la que somos parte.

Desde la solidez y buena organización de un Ministerio habría una infraestructura, habría proyectos económicamente más viables, habría más especialistas y gestores y maneras de darle al arte y al intelecto el sitio de honor que un simple instituto como el actual no es capaz de lograr debido a sus obvias limitaciones, tanto presupuestarias como de múltiple gestión.

Un Ministerio de Cultura, Presidente Varela, es una necesidad, y no una necedad como parecían considerar la idea los políticos ignorantes que lo adversaron. Aunque en su campaña usted no hizo énfasis alguno en esta necesidad, todavía está a tiempo para considerarlo, para asesorarse. Pasaría a la Historia como el primer Presidente en darle su lugar a la Cultura, como en su momento sin duda lo soñaron Justo Arosemena, Guillermo Andreve, Ricardo Miró, Gaspar Octavio Hernández, Rodrigo Miró Grimaldo y Rogelio Sinán, entre otros.

El simple hecho de que un Ministro de Cultura tenga voz y voto en el gabinete ya es un adelanto inmenso para un mejor desempeño en las arduas lides de la organización y proyección cultural que todo país que se respete debe llevar a cabo en su vida diaria. Países más pobres que el nuestro —varios aquí mismo en Centroamérica— se precian nacional e internacionalmente de tener un Ministerio de Cultura, al que otorgan un presupuesto digno, y a través del cual realizan proyectos y actividades que, incluso desde el punto de vista turístico y de promoción, enaltecen la vida cívica de sus ciudadanos y permiten a sus artistas e intelectuales desarrollarse ampliamente para bien del patrimonio de la nación.

ESCRITOR

‘Un Ministerio de Cultura, (...), es una necesidad, y no una necedad como parecían considerar la idea los políticos ignorantes que lo adversaron '

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