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El informe de la Organización Mundial de Salud (OMS) sobre los determinantes comerciales de enfermedades crónicas no transmisibles (ENT) en Europa explica que un 35 % de las muertes diarias se atribuyen a determinantes comerciales, como tabaco, alcohol, alimentos procesados, combustibles fósiles y prácticas ocupacionales (https://iris.who. int/handle/10665/376957?lctg=8347084. Estas industrias, dice la OMS, “encantan y normalizan el uso de productos nocivos, incluidos los que a menudo están dirigidos a niños y grupos socioeconómicamente desfavorecidos, entre otros”.
El informe documenta cómo estas industrias utilizan su poder de mercado para mantener posiciones monopolísticas, ampliar líneas de productos a nuevos sectores y manipular precios; participar en prácticas políticas para prevenir, debilitar y retrasar las regulaciones de salud pública; influir en la investigación científica y la comprensión pública de los problemas de salud para favorecer sus intereses comerciales, utilizar iniciativas de RSE (responsabilidad social corporativa) para mejorar su imagen pública y ganar influencia; evitar impuestos y trasladar ganancias a paraísos fiscales; utilizar estrategias financieras para privar a los gobiernos de los ingresos necesarios para financiar la salud pública; utilizar leyes para oponerse a las políticas destinadas a abordar la carga de las ENT, y explotar las crisis y emergencias para promover sus intereses comerciales.
Si bien el informe es específico de Europa, los hallazgos y las recomendaciones son ampliamente generalizables. Es evidente que estas industrias utilizan el “guion perfecto” para promover sus intereses e influir negativamente en las políticas relacionadas con las ENT a nivel nacional e internacional. El informe también proporciona estudios de casos seleccionados de la región para ilustrar estrategias clave y resultados de la influencia de la industria en las políticas de salud. Desde hace varias décadas, la OMS pide medidas urgentes y coordinadas para abordar los determinantes comerciales de las ENT. Aboga por la construcción de coaliciones basadas en los valores de equidad, sostenibilidad y resiliencia. Se insta a los actores de la salud pública a desarrollar competencias en los marcos económicos y legales, hacer cumplir la transparencia y gestionar los conflictos de intereses de manera efectiva.
El informe subraya la necesidad de reformas financieras sólidas y una regulación estricta para frenar el poder de la industria y proteger la salud pública. “Al implementar estas estrategias, la región puede acelerar el progreso hacia las metas globales de ENT y los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030 (ODS)”.
Los retrasos en la implementación de políticas y regulaciones esenciales para prevenir ENT son alarmantes. La mayoría de los países están lejos de alcanzar la meta de los ODS para la fecha límite de 2030: reducir en un tercio la mortalidad prematura por ENT mediante la prevención y el tratamiento, y promover la salud mental y el bienestar. Esto a pesar del potencial de los países desarrollados, con capacidad de salud pública existente y la disponibilidad de expertos destacados.
Una barrera importante que causa retrasos en la implementación de políticas y regulaciones relacionadas con las ENT es la influencia de las principales industrias comerciales. Los determinantes comerciales de la salud están presentes en la vida de todos, a veces visibles, pero a menudo encubiertos. Debido al enorme impacto que tienen las entidades comerciales en el mercado y la política global, su influencia en la vida de las personas es inmensa. No son sólo los productos que estas industrias fabrican, promueven y venden, sino también sus mecanismos de generación de ganancias los que pueden afectar negativamente la salud de las personas.
La resistencia de la industria al cambio que podría promover la salud también se ha vuelto más sofisticada con el tiempo. Un ejemplo de esfuerzos anteriores fue la industria tabacalera que negaba que la nicotina fuera adictiva o que no había pruebas de que el tabaco fuera perjudicial para la salud. La adopción de estrategias similares en múltiples industrias resalta los puntos comunes del manual que utilizan los sectores comerciales para privilegiar la generación de ganancias incluso a expensas de la salud.
El aumento de la carga de ENT, junto con la creciente evidencia sobre la contribución comercial a esta carga, obliga a los gobiernos, la sociedad civil y el mundo académico a crear un nuevo frente para la acción de salud pública en todo el planeta. Las generaciones anteriores de grupos de defensa y movimientos de consumidores proponentes de mejorar la salud pública han obtenido importantes victorias para limitar las influencias comerciales nocivas para la salud, desde el Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco hasta las estrategias y planes de acción globales sobre el alcohol y los alimentos. Pero es obvio que aún falta mucho más. Esperamos que las autoridades de salud del gobierno cojan conciencia y actúen en correspondencia con sus obligaciones. Más claro no canta un gallo.