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- 15/09/2017 02:03
El problema de las drogas y el alcohol
El abuso de drogas y alcohol produce un enorme costo a la sociedad que está llevando a individuos, familias y la población en general a una gran crisis de salud pública que muestra pocos signos de disminución. Recientemente, la Organización Mundial de Salud (OMS) publicó un informe sobre este tema en donde aborda el problema del abuso de sustancias y la amplia gama de efectos adversos para la salud del alcohol y las drogas legales e ilegales. Reúne evidencia sobre la prevención y el tratamiento, y define algunas posibilidades que tienen los Gobiernos de intervenir con políticas y programas coherentes.
Existen algunas estadísticas alarmantes. En Panamá, una de cada ocho personas tiene un trastorno por uso de sustancias, equivalente al número de enfermos con diabetes. Aunque no se manejan cifras oficiales, se estima que cada año se producen más de 250 casos de muertes por sobredosis de drogas, que incluyen fármacos opiáceos recetados y cocaína. Uno de cada seis panameños espera desarrollar un trastorno por uso de sustancias durante su vida y solo uno de cada quince recibirá tratamiento. Más de un millón de personas reportan haber consumido exceso de alcohol en el último año, lo que contribuye a más de tres mil muertes cada año, ya sea por accidentes de tránsito, inmersión en agua, violencia o enfermedades crónicas. Y estos números no incluyen las miles de personas que abusan de las drogas y el alcohol y que más tarde desarrollarán trastornos de salud.
De acuerdo al Tratado de Enfermedades Mentales (DSM-5), la adicción es un trastorno neurológico crónico que debe ser tratado como otras enfermedades no transmisibles. La OMS pide además un cambio cultural para que la adicción no se perciba como un ‘fracaso moral' ni se estigmatice para que las personas adictas no quieran buscar ayuda por vergüenza. La revisión de la ciencia sobre el abuso de drogas es abrumadora y el argumento para definir un enfoque de salud pública basado en evidencia y equidad para reducir los daños del alcohol y las drogas es un avance evidente.
El informe defiende las políticas que reducen el encarcelamiento de los usuarios de drogas y aboga por la intervención temprana en la atención y la integración del tratamiento del consumo de alcohol y drogas en el ambiente laboral y social. Lamentablemente, el informe no llega lo suficientemente lejos como para reconocer los principales daños de las antiguas políticas antidrogas de tolerancia cero y discriminación social, lo que conduce a la encarcelación masiva de hombres y mujeres en detrimento de las familias y comunidades minoritarias. El informe ni siquiera reconoce que la violencia y el pandillerismo han estado en el centro de la guerra de las drogas, así como tampoco ve la reforma de la política de drogas como un paso esencial para reducir los daños del consumo de sustancias.
Es una pena que en Panamá solo se mire el problema de las drogas desde la óptica del narcotráfico y el blanqueo de capital, y es igualmente desafortunado que el Gobierno, las autoridades, los padres de familia y la sociedad en general se abstengan de analizar los factores socioeconómicos que subyacen a la adicción. Las posibilidades de convertirse en adicto a las drogas aumentan si un individuo es joven, desempleado o tiene trastornos psiquiátricos recurrentes. Esta situación hace que sea críticamente importante contar con políticas sociales que garanticen que las personas tengan oportunidades de trabajo y un acceso asequible a servicios eficaces de salud mental, en lugar de concentrarse exclusivamente en eliminar las drogas de la sociedad.
No está claro si el informe de la OMS sobre las drogas y el alcohol tendrá el mismo impacto que el de la obesidad, cuando en septiembre 2016 galvanizó varias décadas de trabajo sobre los peligros para la salud del azúcar y grasas hidrogenadas, y que se espera ayudará a reducir las tasas de obesidad sustancialmente. Obviamente, se necesitarán diferentes enfoques para ganar tracción porque existe también un peligro real de que las nuevas tendencias a legalizar la marihuana se opongan a los planteamientos expuestos en este informe y se vuelva a las políticas de drogas fallidas del pasado. Los líderes del mundo deben adoptar una postura firme sobre este tema. Sería un fracaso moral y político permitir que la pérdida prematura de vidas por consumo de sustancias continuara.
EL AUTOR ES EMPRESARIO Y CONSULTOR EN SALUD PÚBLICA.