El objetivo principal de este equipo interinstitucional, según el Ejecutivo, será gestionar la crisis social y laboral que enfrenta la provincia
- 31/05/2025 00:00
El cónsul periodista

“Felicitarlo calurosamente en nombre del gobierno por la intensa y atinada campaña de propaganda que hace en favor del Perú” (anotación manuscrita del canciller Matías Manzanilla al of.01 del 12 de enero de 1933 con la que el cónsul informa de su entrevista con el diario El Tiempo).
Juan Picón Pinzas asumió como cónsul del Perú en Colón el 1.º de agosto de 1932, había zarpado de El Callao el 12 de julio y había llegado el 28 a Panamá. García Bedoya, jefe de la Legación peruana en el Istmo, lo esperaba con sus Letras Patentes y el exequatur del gobierno panameño para que iniciase sus tareas inmediatamente (Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú, Caja 8-39-B,of.01,doc.10033,1932). Sin embargo, algo distinto ya afloraba en la conducta del nuevo cónsul. La formación de Picón Pinzas lo distinguía de sus predecesores, era periodista y diplomático, por tanto, conocía la importancia de los medios de comunicación como formadores de opinión.
No es de extrañar que Picón Pinzas instalase el consulado en la Calle 8, número 2003, en el segundo piso del Grand Hotel Imperial, muy cerca de las oficinas de La Estrella de Panamá en el puerto y de los corresponsales de prensa extranjera en Colón.
Picón Pinzas venía de la Legación peruana en Bolivia donde, como periodista, había logrado la condición de miembro de la Asociación de Periodistas de La Paz y representó, al mismo tiempo, a los periodistas quiteños radicados en el Altiplano boliviano (MRE,Caja 8-39-B,of.14,doc.10046,1932). Esas vinculaciones le valieron la aceptación, por parte de La Estrella de Panamá y de Panamá América, como colaborador periodístico para elaborar una columna con noticias peruanas y de otros países latinoamericanos. En su informe, Picón Pinzas señala que la decisión le fue comunicada el 20 de agosto por lo que se puso manos a la obra rápidamente utilizando para ello los periódicos peruanos que vienen en la aerolínea “Panagra” para crear una sección con misceláneas de sucesos que ocurren en el Perú y en todo el continente (MRE,Caja 8-39-B,of.12,doc.10044,1932).
Su actividad es incesante. Para el 1.º de setiembre, Picón había publicado seis columnas —tres de ellas en inglés— en el “Star & Herald” y Panamá América (MRE,Caja 8-39-B,of.25,doc.10058,1932). Hacia el 10 de setiembre tiene dos nuevas columnas sobre el Perú publicadas en Panamá América y en La Estrella (MRE,Caja 8-39-B, of.29,doc.10065,1932). Tres columnas más antes del 19 de setiembre en La Estrella donde defiende al Perú ante los choques fronterizos con Colombia (MRE,Caja 8-39-B,of.37,doc.10071,1932). Concluido el mes, Picón reevalúa la situación y sugiere a Lima que no debe descuidarse la publicidad y promoción del Perú en Panamá por las repercusiones que ésta tiene en los Estados Unidos y las naciones europeas (MRE,Caja 8-39-B,of.49,doc.10088,1932).
La tensión fronteriza entre Perú y Colombia se incrementa y ello se reflejó en artículos periodísticos de residentes colombianos en Panamá contra el cónsul peruano. ¡Picón, sintiéndose ofendido en su honor, se queja a Lima y pide permiso para batirse a duelo (!) como si se viviese en el siglo XIX. La cancillería le responde que use el canal diplomático, es decir, que avise a la Legación peruana y que ésta sea quien formule la queja a la cancillería panameña (MRE,Caja 8-39-B,of.59,doc.10093,1932). Al parecer, Picón desiste de la querella y continua con su labor de promoción del Perú a través de La Estrella; sin embargo, en diciembre, la propaganda colombiana arrecia por lo que pide autorización para imprimir y distribuir la exposición de la Sociedad Geográfica y del Instituto Histórico del Perú sobre los límites nacionales (MRE,Caja 8-39-B,of.82,doc.10116,1932). Se contrata a la imprenta Maldonado y se hace un modesto tiraje de doscientos ejemplares que se comparten con el consulado peruano en ciudad de Panamá. Realmente preocupado por las amenazas anónimas que recibe, Picón mudó el consulado a la Calle Octava, número 2002 en Colón (MRE,Caja 8-39-B,of.41,1932).
Picón cierra su ciclo de diez meses de gestión —será trasladado a Lima el 10 de mayo del año siguiente— dictando una conferencia sobre el Perú en la Asociación Consular de Colón el 11 de marzo de 1933 donde abordó quince temas: 1) Agradecimiento a los organizadores; 2) Situación del Perú; 3) Comercio exterior; 4) Importaciones y exportaciones; 5) Entendimientos con Chile; 6) El camino inca Capaq Ñan; 7) Turismo; 8) Cuzco, capital incaica; 9) Macchu Picchu; 10) Gran Paititi; 11) Literatura y poesía; 12) Ricardo Palma; 13) “Tradiciones peruanas”; 14) José Santos Chocano, Poeta de América; y, 15) La rapsodia peruana “Un 28 de julio” de Claudio Rebagliati (MRE,Caja 8-39-B,of.24,1933).
Una ejemplar página de la relación bilateral con Panamá donde periodismo y diplomacia confluyeron para alcanzar un objetivo nacional.