• 28/08/2019 02:00

La difícil decisión que no podremos eludir

‘Exigiría del nuevo director una comprobada capacidad gerencial, [...]; le exigiría rodearse de los mejores técnicos y asesores que ofrezca el país, sin regatearles sueldo por tratarse de una empresa equivalente al Canal'

S e requiere de una buena dosis de responsabilidad, valentía y sensatez, virtudes a las que deberemos recurrir en el futuro inmediato cuando, ineludiblemente, tengamos que solucionar el inminente dilema que nos plantea el enclenque programa vigente diseñado para ofrecer alguna seguridad económica y tranquilidad emocional a la familia panameña en su vejez. No hay de otra; el asunto es complejo y toca profundas fibras que inspiran duras posturas ideológicas y desatan peligrosas pasiones.

Lo hemos vivido en dos ocasiones en los últimos 30 años. Dos Gobiernos distintos que, conscientes de su trascendental deber, descartaron medidas populistas; en su lugar, estuvieron dispuestos a pagar el ‘costo político' y lograron extender la vida del programa de Invalidez, Vejez y Muerte de la CSS, aunque por tiempo limitado. Ningún Gobierno que los sucedió aprovechó ese período adicional de vida, otorgado dos veces al programa, para retomar el reto y poder así lograr una solución ampliamente consultada y técnicamente factible. Nuestra experiencia en la Asamblea Legislativa durante el intento inicial que fracasó en 2005 y el siguiente que terminó en la aprobación de la Ley 51 de ese año, nos permitió ser en parte protagonista de aquel intento por solucionar un problema que siempre ha despertado tantas emociones contradictorias.

Nos llega el momento de actuar, no podemos evadirlo y este Gobierno ha decidido enfrentar el desafío. ¡Enhorabuena! Fácil hubiese sido continuar ‘pateando la pelota' hacia delante, mostrando una gran irresponsabilidad, pero libre de un costo político inmediato. Nos incumbe reciprocar esa recta actitud con mentes abiertas, serenas y frías, conscientes de que el remedio causará posibles dolores y exigirá sacrificios para lograr un sistema que ofrezca razonable seguridad en nuestra ‘tercera edad' a la cual todos, Dios primero, esperamos llegar.

No corresponde repetir aquí la miríada de soluciones que se oye; ninguna será solución por sí sola, sino varias o todas. El tamaño real del problema se verá en los informes técnicos que los famosos actuarios del Seguro pronto nos mostrarían; podríamos cuestionarlo todo, pero no podremos ignorar los resultados técnicos, salvo que también seamos expertos en el tema. Sin embargo, aunque el problema gravita sobre el programa IVM, que es independiente de otros en la Caja, quisiéramos pensar que hay medidas previas que podrían tomarse para hacer menos odiosas nuestras experiencias cuando recurrimos a ella para terminar unos, resignados; otros, enfurecidos. Todos, frustrados sin pizca de aprecio por la institución y todo lo que ella nos significa.

Exigiría del nuevo director una comprobada capacidad gerencial, más que conocimientos médicos o financieros; le exigiría rodearse de los mejores técnicos y asesores que ofrezca el país, sin regatearles sueldo por tratarse de una empresa equivalente al Canal. También exigiría a su Junta Directiva dar la cara, asumiendo su responsabilidad regulatoria y fiscalizadora de la institución como le ordena la Ley. Importante además sería implementar rápidamente los robustos sistemas que la tecnología moderna ofrezca para facilitar el control y fiscalización de todas sus operaciones, gastos e inversiones, planillas de empleados y asesores, incluyendo inventarios y precios en línea de medicamentos e insumos, consultas e historiales médicos de cada asegurado, identificación de patronos morosos en sus cuotas, registro del mantenimiento y renovación de todos los equipos médicos, proyección de necesidades futuras de médicos, especialistas y enfermeras. Desoiría recomendaciones de diputados y políticos de personas incompetentes, despediría las ‘botellas' e implementaría un sistema de Gobierno corporativo.

Comprobadas algunas de estas medidas, podría hacerse menos difícil una decisión que ya no podemos eludir a estas alturas, tratándose de una institución cuyas fallas actuales no ayudan, porque nos causan tanto resquemor.

EXDIPUTADA

‘[...] podría hacerse menos difícil una decisión que ya no podemos eludir a estas alturas, tratándose de una institución cuyas fallas actuales no ayudan, porque nos causan tanto resquemor'

‘Dos Gobiernos [...] que, [...], descartaron medidas populistas; en su lugar, [...] lograron extender la vida del programa de Invalidez, Vejez y Muerte [...], aunque por tiempo limitado'

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