• 02/12/2011 01:00

Panamá necesita escuelas de ética y civismo

B ajo la disposición del Decreto Ejecutivo No. 596, de 17 de noviembre de 2008, gestionado por ella misma, y ‘que declara el 18 de novie...

B ajo la disposición del Decreto Ejecutivo No. 596, de 17 de noviembre de 2008, gestionado por ella misma, y ‘que declara el 18 de noviembre como el Día Nacional de los Valores Éticos y Morales’, la Fundación Panameña de Ética y Civismo resalta esta fecha, y todas las fechas, para ‘exaltar una cultura ética y cívica’, como establecen sus objetivos, por el camino de la solidaridad y la justicia, la responsabilidad y libertad, la honestidad y gran respeto por la persona humana, en todos los estratos de la sociedad panameña.

Sin sensacionalismo estéril ni denuncias inconducentes, ni intereses políticos de ninguna naturaleza, la FUNDACIÓN aspira a ejercer docencia pública del más alto nivel y trascendencia para asegurar el bienestar general y la armonía ciudadana.

La tarea no es fácil ni sus resultados sorprendentes, pero sus inquietudes son contagiosas cuando el ejemplo y la trayectoria dejan huellas y un legado que gradualmente compromete a quienes sienten sincero y cálido fervor por una patria digna y venerada. El apoyo es escaso y regateado. Con fe y optimismo la FUNDACIÓN ha emprendido arduos esfuerzos y ha logrado realizaciones que comprueban la consabida existencia de la arcilla cívica necesaria, y de la efectiva disposición vigente para transformar moralmente a este país. Su fundamento educativo así lo augura. La proliferación de entidades y organizaciones serias públicas y privadas hacia el mismo fin, así permiten presentirlo.

Por primera y única vez, la FUNDACIÓN logró integrar todos los medios para divulgar ejemplares y transparentes debates presidenciales en la elecciones del 2004. El respeto a la institucionalidad y a la magistratura judicial, pero la exigencia, al mismo tiempo, de su conformidad con lo legal y lo correcto, fueron factores importantes para que la FUNDACIÓN contribuyera a la reapertura del escandaloso caso CEMIS. Así estamos también discretamente presentes en casos desafortunados de corrupción pública, señalando la necesidad de acción correctiva o punitiva. Consistentemente hemos tratado de llegar a todas las cuatro mil escuelas, a todos los maestros, profesores y estudiantes del país, primero en ocasión del Centenario de la República, con un Juramento ético cívico por la patria, y luego, en el Día de los Valores con la solicitud al Ministerio de Educación del encargo de una corta composición literaria para todos los estudiantes del país sobre el tema de la moral y de la ética. Sólo con que todos estos ochocientos mil párvulos y adolescentes vieran ante sus ojos las palabras claves del comportamiento humano ejemplar era suficiente y fácil. Pero hemos tenido dificultades con aspiración tan sencilla y fácil de ejecutar.

La autorregulación de los medios fue, y sigue siendo, tema puntual para la FUNDACIÓN, que por algunos años invitó a altos representantes de todos los medios y altas autoridades —ministros y procuradores— a su debate, y que humildemente desea encontrar en esos serios y honestos ejercicios la cuna del Comité de Ética del Consejo Nacional de Periodismo. Nuestro deseo, no alcanzado, a pesar de ingente empeño y difícil obtención de recursos, estuvo vinculado al proyecto de dar a graduandos de Derecho la oportunidad de contribuir a la descarga de expedientes de detenidos por causas menores, injustamente detenidos. La FUNDACIÓN se ha hecho sentir didácticamente en escuelas, colegios, universidades, centros sociales, cívicos, profesionales, políticos y de empresa, a través de seminarios, foros, conferencias, debates y toda clase de ejercicios que estimulen el pensamiento y compromiso moral del individuo.

Pero esta labor no puede ni debe ser elitista, ni reducida en ninguna forma limitante. Debe ampliarse a la vocación y al empeño de todo buen panameño que desee hacer ESCUELA DE ÉTICA Y CIVISMO. No de manera desordenada ni inconducente a los altos objetivos que afanosamente buscamos todos los buenos panameños. Pero sí de manera espontánea, abierta, no sectorial, respetuosa de la trayectoria y de la convicción personales como credenciales para su calificación, guía y estímulo. Una invitación fraternal para que cada panameño haga escuela de ética y civismo, y colabore directa y personalmente con sus familiares y vecinos, con sus conciudadanos y amigos, con sus empleados y colaboradores a construir, desde las oficinas y empresas, desde las escuelas y talleres, desde los templos y academias, desde el estudiante hasta el jubilado, una patria de la que todos podamos sentirnos más orgullosos, confiados y comprometidos.

Así todos seremos responsables.

PRESIDENTE DE LA FUNDACIÓN PANAMEÑA DE ÉTICA Y CIVISMO.

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