• 13/01/2020 00:00

La gota que rebasó el vaso de la guerra caliente

Miren muchachos nuevos, tanto Estados Unidos y sus aliados más serios como: Japón, Inglaterra, Alemania y otros menos poderosos saben que ha llegado el momento de acabar con los incesantes arrebatos en poseer fuerza nuclear que amenazan al planeta.

Miren muchachos nuevos, tanto Estados Unidos y sus aliados más serios como: Japón, Inglaterra, Alemania y otros menos poderosos saben que ha llegado el momento de acabar con los incesantes arrebatos en poseer fuerza nuclear que amenazan al planeta.

La poderosa URSS antes de desboronarse en virtud de su secretismo e irresponsabilidad institucional, por poco hace desaparecer a Ucrania, Francia y Bélgica con lo de Chernóbil, territorios que hubiesen quedado invivibles por cinco millones de años. Si ese terrible ejemplo no fue suficiente para el mundo, en estos momentos, percibo yo, que sí se tiene con firmeza y certeza la decisión de acabar sin retórica ni leguleyadas diplomáticas y con un solo ataque a todas las centrales nucleares peligrosas para salvar a la mayoría de los seres humanos y a todas sus mascotas libres o en cautiverio.

Muchos panameños, incluyéndome tenemos porqué conocer a las siete clases de gringos. Y seis de esas formas de pensar y de actuar son muy parecidas a Donald Trump. A los gringos los domina el sentido de pertenencia que no es ningún pecado capital. Y miren para no apartarme del punto, yo conocí las 156 bases militares que tuvieron los gringos antes y después de la Segunda Guerra Mundial en Panamá. Y después de eso, cuando solo quedaron 14 de ellas en ambas costas, por lo de nuestra lucha generacional por la soberanía total, me lo pasaba vendiendo en todas ya que por fortuna trabajé en una empresa norteamericana con licencia especial para negocios en las bases. Casi siempre almorzaba en esos restaurantes inimaginables en el continente. Los gringos militares de todos los grados siempre conversaban entre ellos y yo escuchando y atento como perro cantinero de El Chorrillo. Y créanme en casi todos los acontecimientos bélicos internacionales donde participó Estados Unidos, los gringos lo hacían percibir de antemano, hasta las maniobras y prácticas militares salían en un periódico semanal todas las semanas, en inglés y en español. Las bases de aire mar y tierra, se movían diferente, el que nunca vio a veinte submarinos juntos con soldados sin camisa saludándose con jergas desde el lomo de esas naves, se lo perdió. Ahora mismo se están dando movimientos extraños en áreas del Canal de Panamá, por los gringos. Yo supongo que son ellos, pues sé cómo caminan los militares especiales. Éstos que se han visto no son de cantina, puteros, ni de restaurantes inimaginales, pero están asistiendo desde hace 6 meses a lugares estratégicos de protección y a islas de ambas costas que fueron utilizadas casi finalizando el siglo 20. Yo me atrevo a apostar una de mis escuálidas quincenas de jubilado a que ninguno de los columnistas comunistas que defienden el sistema que sostiene a Maduro y escriben en contra de los gringos sabe nada al respecto, después los verán llorando. Ahora yo percibo que los “pepazos” vienen pronto, no tanto para proteger a la humanidad, si no para poder explotarla mejor. China que es la fábrica del planeta a quién le vendería sus vainas si el planeta se estanca por el miedo al terror.

Economista y escritor costumbrista
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