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- 17/06/2021 00:00
Ironía de China y Rusia con la papa peruana
¡Qué ironía!, Perú salvó de la muerte por hambrunas, en determinados momentos históricos del siglo pasado, a millones de rusos y chinos con sus semillas del tubérculo inca, la papa, y vean cómo pagan influyendo políticamente, un siglo después, para que el noble país suramericano caiga en un sistema comunista, cuyo fracaso ha sido colosal mundialmente, sobre todo en el Kremlin, que solo duró de 1917 a 1989, en Ucrania, Albania, Camboya, Somalia, Etiopía, Egipto, Alemania, Venezuela y en otro número plural de países de cuyos nombres no me quiero acordar.
La papa peruana recuperó de las hambrunas a China, que, en 1959, “pelaron el bollo” 15 millones de chinos y, en 1961, la barbaridad de otros 55 millones. Sin embargo, hoy día Rusia y la China son los titanes de la producción de papa en el mundo, o sea, estamos hablando de que logran hasta 13 toneladas por hectárea.
El mundo le debe un agradecimiento enorme a la papa peruana, que fue introducida por los españoles desde las islas Canarias a Europa en 1563 y dos siglos después fue llevada el primer saco a la pujante Rusia, por orden del creador de la Rusia Moderna, Pedro el Grande, cuyos descendientes, los Romanov, la utilizaron muy bien hasta 1917, cuando llegaron los nefastos bolcheviques, que, en 1921, provocaron una terrible hambruna administrativa, que mató por hambre a tres millones y medio de personas, reporte oficial que no convenció a ningún demógrafo occidental, pues se supone que la cantidad de muertos fue de cinco veces más.
En internet, aparece un agricultor más viejo que yo, pero pequeño, que siembra 400 variedades del maravilloso tubérculo en el mágico paraíso andino, desde Panamá le mando mis felicitaciones y agradecimientos.
Es por eso por lo que considero fatal la ironía de los malagradecidos comunistas de China y Rusia, que me recuerdan una publicidad que pasan en España diariamente con imágenes en el portal de un restaurante. En ella una mesera le pregunta a un “pela'o”: “¿Libertad o comunismo?”, y el “pela'o” responde raudo: “Libertad, pero con patatas”.
Uno de los últimos saludos del maestro peruano Pedro Castillo, quitándose el sombrerón, apretando el puño izquierdo, diciendo: “Voy a acabar con la pobreza”, me dice que el pobre no sabe que no ha existido una ideología más tiránica ni más criminal que el comunismo. DS no quiera que a este nuevo títere de la Internacional Socialista se le ocurra matar de hambre a los peruanos pobres para cumplir su vaga promesa: “Voy a acabar con la pobreza”.