• 09/03/2019 01:00

‘Jamás llegarán a viejos'

‘El documental de Jackson se une a la entrega de Christopher Nolan del año pasado, Dunkerque [...]'

Así se titula el documental dirigido por Peter Jackson titulado ‘Jamás llegarán a viejos' (‘They Shall Not Grow Old', en inglés), sobre la vida de los combatientes en el Frente Occidental durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), hecho completamente con material fílmico original de los archivos del Museo Imperial de Guerra del Reino Unido, que ya se proyecta en Panamá. El documental fue comisionado por el programa cultural británico para la conmemoración del centenario de la PGM, llamado ‘14-18 NOW'.

Digno de resaltar es el extraordinario trabajo técnico de restauración hecho para lograr que todo ese material fílmico centenario cobre vida al ser proyectado en la pantalla grande. No fue solo una restauración sino que se coloreó digitalmente la película, se le añadió efectos sonoros especiales -de tal modo que podemos escuchar los sonidos ambientales, las explosiones, o incluso algunas soldados hablar entre ellos. También abarcó un importante trabajo de CGI (imágenes generadas por computadora) para llenar los cuadros faltantes por el hecho de que los originales, como era habitual en la época, fueron filmados con velocidad de entre 10 a 18 cuadros fotográficos por segundo (por esto es que, tradicionalmente, dichas filmaciones dan esa sensación como si hubieran sido filmadas en cámara rápida, pues el estándar es reproducir a velocidad de 24 cuadros por segundo necesaria para generar en el espectador la percepción de movimiento natural fluido). Dicho efecto de hombrecillos caminando en forma acelerada fue eliminado con la técnica mencionada, lo que nos permite apreciar el material a velocidad que proyecte los movimientos de las personas como movimientos naturales. En lugar de narración, la banda sonora es una serie de extractos de audios de entrevistas reales de veteranos de guerra. Dichos audios, aportados por la BBC, fueron cuidadosamente seleccionados y emparejados con el material fílmico, para lograr correspondencia lógica entre lo que se ve en la pantalla y lo que oímos ser descrito.

Todo este trabajo técnico vale la pena porque es lo que permite que uno pueda insertarse en las vivencias que se proyectan en la pantalla. El objetivo del documental es hacer que el espectador vea y perciba las vivencias reales que tenían los combatientes en el Frente Occidental. No es el típico documental con un narrador profesional que nos va relatando los hechos conforme a un libreto. No es un documental que nos muestre la típica narrativa de los porqués de la guerra, de las razones de cada uno de los estados en conflicto, de las estrategias, de los grandes generales y los grandes líderes nacionales que tomaron las grandes decisiones. No, este documental busca darnos una mirada a lo que vivieron los soldados británicos en el frente, descrito, además, en sus propias palabras. El resultado es impresionante.

Los historiadores siempre han resaltado el contraste marcado por el gran júbilo mostrado por las poblaciones europeas al conocer del estallido de la guerra en 1914, con el profundo y unánime silencio lúgubre con que 25 años después dichas poblaciones recibieron las noticias de guerra en 1939. La horrenda experiencia vivida esos cuatro años de la PGM tanto por los combatientes como por los que no fueron al frente pero experimentaron el advenimiento de la Guerra Total moderna, hizo que todos perdieran la inocencia.

El documental de Jackson se une a la entrega de Christopher Nolan del año pasado, Dunkerque, como obras cinematográficas que rompen con el molde de las exaltaciones de la guerra a través de narrativas con héroes y villanos, para en cambio darnos un atisbo a la perspectiva de los propios combatientes, aquellos que tuvieron que morir o ver a sus compañeros morir, los que tuvieron que pasar mil penurias luchando por salir vivos de aquellas masacres, los que fueron a poner la carne de cañón sin entender del todo por qué estaban yendo a matar y morir. Ambas entregas son dignos homenajes a quienes tuvieron que pasar por esos dos grandes horrores del Siglo XX, el siglo de los nacionalismos y del culto irredento al dios estado, el siglo en el que la distinción entre combatientes y no combatientes pasó a ser una bastante sutil porque al final las consecuencias de la guerra son sufridas por toda la población. Y en ambas sale uno de la sala de cine con la sensación de que el verdadero enemigo no es el que combate del otro lado, sino la guerra misma.

ABOGADO

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