• 13/08/2019 02:01

Para abogados, jueces y magistrados

Q uiénes no pueden administrar justicia; Decálogo para jueces y magistrados:. I

Q uiénes no pueden administrar justicia; Decálogo para jueces y magistrados:

Quienes ignoran que es la justicia la que está por encima del proceso y no el proceso por encima de la justicia.

Quienes ignoran que la justicia tiene el valor y la importancia de un fin y el proceso la importancia y el valor de un medio.

Quienes ignoran el precepto constitucional que literalmente dice: ‘El objeto del proceso es el reconocimiento de los derechos consagrados en la Ley sustantiva' y no a la inversa, esto es, ‘el objeto de la justicia es el reconocimiento de los derechos procesales'.

Quienes ignoran la importancia y el valor de la certeza del castigo.

Quienes ignoran que lo principal es siempre más importante que lo secundario y no adivinan en el litigio que dirimen dónde está lo principal y dónde lo secundario.

Quienes aceptan el cargo de magistrados o jueces y las obligaciones inherentes a los mismos y cuando confrontan un caso delicado se hacen reemplazar por sus suplentes, por razones que solo ellos conocen, pero que toda la sociedad sospecha.

Quienes hacen del debido proceso una suerte de deidad, para usarlo como una cortina de humo y una excusa para omitir el cumplimiento de la obligación principal, que no es otra que la de decidir cada caso en el fondo y no precisamente en la forma.

Quienes realmente no entienden el oficio, porque nunca tuvieron vocación ni disposición natural para el mismo.

Quienes no se respetan a sí mismos ni el nombre que legarán a sus descendientes.

Finalmente, los débiles, los temerosos y los sobornables, independientemente de que tengan vocación y gran cultura jurídica.

Para abogados, jueces y magistrados de la República; Decálogo del abogado :

• El abogado debe ser ejemplo de rectitud y de integridad. ¡Nunca lo olvides!

• El abogado vale lo que su palabra. ¡Hónrala y cúmplela!

• El soborno no es un recurso procesal; es un delito y una vergüenza pública. No manches tu nombre ni tu oficio.

• Nunca abuses de tu cliente. Cobra por lo que realmente ofreces. ¡Ni un centavo más!

• El cliente no siempre tiene la razón. El derecho no es una tienda donde se vendan opiniones y, además, abogados.

• Nunca asumas la representación de un cliente cuando no creas en su causa. El cliente estará mejor defendido por un abogado que realmente sí crea en ella.

• El derecho de un reo a la asistencia de un abogado, no impone a este la obligación de convertirse en un encubridor ni en un embustero. La única defensa que un reo realmente culpable debe esperar de un abogado es la que descansa en su confesión y su arrepentimiento.

• El abogado es un súbdito de la verdad. Los hechos en que funda su derecho no pueden ser alterados. La mentira y el engaño ensucian la toga del jurista.

• Si no cuentas con el tiempo que reclama la atención de un caso, no lo tomes. No tienes ningún derecho a exponer los intereses de la persona que confió en tu capacidad e integridad.

• Finalmente, sé leal. Leal al cliente, leal al juzgador, leal a la contraparte y leal a la sociedad. La justicia no se sirve con mentiras ni chicanas. !El respeto se gana!

JURISTA, EDUCADOR Y POLÍTICO.

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