• 24/08/2025 00:00

La desnudez de nuestra democracia

Con las palabras anteriores, pronunciadas por ese insigne estadista norteamericano, en el cementerio de Gettysburg, ante los caídos en la guerra civil, invitamos a una reflexión crítica sobre la realidad de nuestro “sistema de gobierno que se quiere llamar democrático”; con su falacia, desde su inicio, y sugerencia actual de salida.

I. Era Antigua: Nace en la antigua Grecia y Roma; producto de conflictos extremos entre la nobleza y quienes las sostenían (agricultores y esclavos); unido a las campañas bélicas con pueblos vecinos: especialmente Persia; propuesta esta e inspirada en los escritos de Platón, Aristóteles y los discursos de Sócrates y Séneca.

Palabra, democracia, que en el idioma griego significaba “demos” (pueblo) y “cracia” (poder). Para los griegos, sólo el pueblo, tenía el derecho del poder para gobernar. Imagínese Usted como nació cojeando nuestra flamante democracia; donde ya se flameaba una lucha de clases: un comunismo primitivo; compuesto por grupos tribales (Palestina, Siria, Persia...), provenientes de entornos externos, donde primaba que “nadie debe ser dueño de todo y que pocos sean dueños de todo” y “a cada cual según su capacidad-necesidad”.

II. Edad Media: Surge, en Europa, un movimiento religioso basado en el cristianismo primitivo, que sólo permitía, a la iglesia, poseer el poder de la verdad del pensamiento; negando todo manifestación fuera de ella; calificándola de satánica y condenándola. Fue la era de la inquisición -oscurantismo; donde se destacaron pensadores como Francisco de Asís, Joaquín de Flora, Domingo de Guzmán, etc.....

III. Tiempos Modernos (del siglo IV aal XVIII -1740 a 1850): Se caracteriza por dos hechos impactantes: La Revolución francesa y la Revolución industrial inglesa (1825-1848).

Ambos movimientos fueron el origen de la revolución rusa ...

IV. Época Contemporánea: La cual se inaugura 1917-1936 con la revolución rusa; con sus efectos hasta la actualidad.

En ese andar y trayectoria, nuestra clase dominante, primero latifundista y después burguesa, trazo un sistema sociopolítico, representativo para sostener su poder sobre el Estado; copia del modelo europeo que, como señuelo, bautizaron “democrático”; vendiendo un ideal, negado en la práctica. Pues, en la práctica, el Estado es más una empresa comercial; donde sólo existen dueños-empleadores y trabajadores-empleados.

¿Existe, para la mayoría de habitantes, la verdadera oportunidad para que usted alcance sus metas de acuerdo a su necesidad, según su capacidad? Aceptar que sí, es tener, como dijo un lúcido pensador, “sueños de opio”.

Entonces, si queremos caviar, no cocinemos chorizo.

Pues sólo una verdadera revolución que cambie estos códigos penetrados, inconsultamente, en nuestra conciencia, podrán construirse gobiernos por el pueblo y para el pueblo.

Reconocemos que, para construir una verdadera democracia, reconociendo que todo cambia, debemos recorrer un largo camino; con sus contradicciones y antagonismos.

*El autor es educador
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