• 27/08/2019 02:02

Combinación letal para producir la muerte civil

La muerte civil, según Wikipedia, consiste, en general, en la pérdida de derechos civiles de un individuo, aun cuando no se ha producido la muerte

La muerte civil, según Wikipedia, consiste, en general, en la pérdida de derechos civiles de un individuo, aun cuando no se ha producido la muerte biológica de este. La persona deja de ser considerada viva a efectos jurídicos, aun mucho antes de su muerte real. En el aspecto civil patrimonial, la persona no puede abrir cuentas. No puede ser parte en actos jurídicos ni dedicarse a ninguna profesión, oficio o negocio. El estatus de la persona muere. La ‘muerte civil' es una ‘pena', que debería estar en un Código Penal. En otros países, consiste en una sanción accesoria a personas condenadas a prisión extensa, prisión perpetua o que vaya a ser objeto de la pena de muerte. También, en épocas ya olvidadas, era aplicada a personas que entran al clero, consagrándose a la vida religiosa.

En Panamá existe de hecho la muerte civil. Esta se ocasiona cuando una persona (inocente o no) pierde calificación para presentarse ante otros para actuar. Pese a estar vivo, y sin estar en prisión, es totalmente rechazado.

Expliquemos la dinámica: un fiscal, en su calidad de agente de instrucción, de forma voluntaria o no, de manera maliciosa o no, con algún trasfondo o no, realiza investigaciones locales y vía asistencias judiciales internacionales, respecto a una persona o conjunto de personas. A través de sus oficios, autos, exhortos, cartas rogatorias, comunicaciones sumariales, o cualesquiera misivas, advierte a todas las instituciones (bancos, casas de valores, cooperativas, aseguradoras, reaseguradoras, notarías, registros públicos, registros vehiculares, autoridades fiscales, intendencias, superintendencias, reguladores, y demás) que una persona en específico (o varias), está siendo procesada penalmente. Acto seguido, en virtud de las fuertes regulaciones en materia de cautela frente a delitos y prevención de lavado de activos, a esta persona (por iniciativa de los receptores de las cartas o por instrucción de la autoridad) se le cierran todas sus cuentas y es objeto de bloqueo en sus registros. Con esta situación, se llega casi al estatus de muerte civil. Pero el fiscal no puede por sí solo producir la muerte civil. Se necesita de la difusión masiva y generalizada. Es allí donde participa un periodista o medio de comunicación.

El periodista entonces, en alianza o no, de forma orquestada o no, en forma coordinada o no, en asociación ilícita o no, en pandillerismo o no, conjuntamente con el fiscal, le inyectan al individuo la puñalada final, letal, cual es la publicación de la noticia, que puede ser anterior o posterior a la investigación penal, basada en evidencia real o ficticia, conseguida de buena fe o por hackeo, por informantes bien o malintencionados. La(s) noticia(s) produce(n) una inmediata y masiva aparición en los motores de búsqueda de internet y, con ello y por ello, la persona aparece en calidad de ‘investigado criminal' desde ese momento, en Google, Yahoo, Ask, MSN, AOL, Gigablast, AltaVista, Fast, Netscape, Snap, Baidu (China), Yandex (Rusia) y tantos otros.

La noticia se combina con la información que expide el Ministerio Público, y el individuo entonces es introducido en todas las páginas de búsqueda especializadas para la prevención del lavado de activos: World-Check, World-Compliance, AMLRisk, Ecommerce, RiskTech y muchos otros.

En resumen, las redes sociales, los motores y buscadores de internet son los instrumentos propagadores de la muerte civil del individuo, como producto de la dupla fiscal-periodista.

Las fiscalías y los medios de comunicación formales, son filtros. Es decir, que gozan de cierto grado de credibilidad. No cualquier hecho produce una apertura de investigación criminal. No cualquier noticia de las redes sociales es editada y publicada en un medio. Las fiscalías deben filtrar chismes antes de armar un expediente. Los diarios, radios, televisoras y demás medios informativos, desmenuzan los hechos sociales antes de publicarlos. Los medios formales son más creíbles que las redes sociales. Con su arbitrio, tienen la capacidad de ‘matar civilmente'.

El temor más grande que puede tener cualquier ser vivo es morir. Nada es más grave. En consecuencia, ya pierde relevancia la sanción, o si es declarado absuelto o no. Cualquier condena no es tan severa como morir. Paradójicamente, buena parte de los ‘muertos civiles' son declarados inocentes.

El muerto civil no puede participar en nada por razones evidentes. No es gustoso recibir en ningún lado a muertos, pues es macabro. El muerto civil, por deducción, es abandonado (depositado en su lecho de muerte) por su familia, por sus clientes, por sus amigos, por su cónyuge, por todos.

Quizás en la ‘teoría', pero nunca en la práctica, el muerto civil resucita. La única manera, en un mundo imaginario, es que sendas cartas de disculpas del fiscal y del periodista, sean enviadas y difundidas también de forma masiva, a todos a quienes previamente habían sido destinadas.

La combinación fiscal-periodista es letal en la producción de muertes civiles. No han reparado en lo poderosamente destructiva que es esta mecánica.

ABOGADO Y ESTUDIANTE.

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