Longanimidad presidencial

Panamá ha tenido, a lo largo de su vida republicana, 38 presidentes constitucionales. En el universo de personalidades que ocuparon el solio presidencial, destacan varios que respondieron cabalmente a las aspiraciones del pueblo e hicieron uso de su fecunda iniciativa para satisfacer las necesidades imperantes en su época y dejaron legados que patentizaron su visionaria proyección.

Es obvio que en cada administración presidencial surgieron situaciones difíciles que demandaron esfuerzos extraordinarios para enfrentarlos y superarlos.

Sin embargo, llama la atención el hecho de que la administración del presidente Laurentino Cortizo, en los once primeros meses de meses de gestión, esté enfrentando adversidades, muchas de ellas foráneas, otras propias de la naturaleza y algunas con ribetes políticos…

De allí el título de esta columna, porque el presidente Cortizo, más que resiliente, se ha mostrado estoico, perseverante y con una fuerza de voluntad férrea, a pesar de las andanadas internas y externas que ha recibido su Gobierno.

Un pantallazo de su gestión, que podemos dividir en dos etapas, pre y pospandemia, marca situaciones adversas muy claras, pese a lo cual se ha mantenido firme en sus convicciones y al mismo tiempo, presto a escuchar sugerencias.

A veces autoritario y otras veces en tono conciliador y hasta suplicante, el presidente Cortizo apeló desde sus inicios, a la solidaridad y al trabajo tesonero para colocar a Panamá en el sitial que merece.

El primer tropiezo que encaró fue cuando se percató de la difícil situación económica del Gobierno, con un déficit del Sector Público No Financiero que, solo en el primer cuatrimestre de 2019, ascendía a $1497 millones, causado por el incremento del gasto público que había crecido en $532 millones. Los ingresos no alcanzaban lo estimado.

Incómodo pero optimista, el presidente Cortizo siguió impulsando su incipiente mandato, cuando surge la decisión del Grupo de Acción Financiera -GAFI- incluyendo a Panamá en una lista gris, actitud que después imita la Unión Europea. A ninguno de esos dos organismos importó que Panamá haya aprobado más de una docena de leyes y resoluciones que penalizan la evasión de impuestos, el tráfico de armas de guerra y el lavado de dinero.

Como si las adversidades anotadas no fueran suficiente, toca a Panamá la pandemia del coronavirus y en plena cuarentena, en medio de más de 10 mil afectados y con más de 300 fallecidos, nos estalla el agónico Programa de Vejez, Invalidez y Muerte de la Caja del Seguro Social que se mantenía en cuidados intensivos desde hace muchos años, pero que ahora explota y amenaza con dejar sin pensiones a miles de jubilados y pensionados de todo el país.

El laberinto descrito, incluye amotinamientos en las cárceles que dejaron un saldo de varios reos fallecidos, una crisis de gabinete, una incursión armada de antisociales que generan crímenes horrendos, actuaciones al margen de la ley por parte de algunos funcionarios, municipios que, en lugar de ser aliados del Gobierno central que acaba de aprobar reformas a la Ley de Descentralización para que los empleados municipales no pierdan sus empleos, especulan con bolsas de comida y bonos, a pesar de sus jugosos salarios.

La Asamblea Nacional por su parte, con mayoría perredista, no ha apoyado como debiera, al mandatario y sus agendas de trabajo parecen estar distanciadas, sin apego al calor popular que desde antes de su creación supo imprimir su fundador Omar Torrijos.

La Administración Cortizo apenas se inicia y las adversidades que han surgido deben tomarse como mera calistenia para una carrera de resistencia que tomará más allá de los cuatro años que le restan, y que, sin duda alguna, al final de la jornada, habrá allanado camino azaroso para legarnos un Panamá próspero, con una economía sólida, con gente preparada para emprender tareas hasta ahora desconocidas y con una actitud estoica ante cualquier adversidad.

Vienen momentos difíciles, y la tarea emprendida por la Administración Cortizo requerirá una reingeniería profunda en todos los sectores, para lo cual debe seguir contando con los mejores, como hasta ahora, en materia de salud, educación, economía, comercio, vivienda, seguridad social, turismo, etc.

Las lecciones aprendidas contra viento y marea en los últimos 11 meses nos dejan una estela de conocimientos y experiencias que habrán de garantizarnos un futuro próspero, con frutos tangibles e intangibles que atesoraremos, porque fueron fraguadas en medio de tempestades capeadas por avezados marineros.