• 12/04/2023 00:00

La lucha indígena, pasado y presente

“[...] este mes de abril, [...] es momento propicio para rememorar las luchas de los pueblos indígenas”

Abril representa para el pueblo kuna uno de los meses más importantes en la historia de las conquistas y reivindicaciones. Por eso, en esta oportunidad quiero referirme no solo a las luchas de sus dirigentes del pasado, sino de las luchas indígenas en general, ya que, si hacemos una comparación entre las diferentes culturas, todas tienen similitudes y han logrado los mismos objetivos.

El escritor Eduardo Galeano, en su libro Las venas abiertas de América Latina, escribió: “Nuestra comarca del mundo, que hoy llamamos América Latina (Abiayala), fue precoz: se especializó en perder desde los remotos tiempos en que los europeos del Renacimiento se abalanzaron a través del mar y le hundieron los dientes en la garganta. Pasaron los siglos y América Latina perfeccionó sus funciones. Este ya no es el reino de las maravillas donde la realidad derrota a la fábula y la imaginación era humillada por los trofeos de la conquista, los yacimientos de oro y las montañas de plata”.

Antes de la llegada de los primeros europeos ya existían grandes culturas, poseedoras de inmensas hectáreas de terrenos, pero también de una rica cultura, tradiciones y creencias. Los documentos existentes demuestran cómo no solo los indígenas fueron los primeros habitantes de Abiayala, sino que también eran guardianes de los grandes cimientos de oro, plata y toda clase de yacimientos, que con la llegada de los primeros europeos les fueron expropiados sus bienes. Sus tierras fueran invadidas, sus habitantes masacrados, humillados, saqueados, sufriendo toda clase de persecuciones. Hasta la fecha, los pueblos indígenas siguen luchando contra toda clase de injusticias en una sociedad “moderna”, en la que, a estas alturas y en tiempos de “civilización”, todos estos atropellos deberían haberse superado. No obstante, a pesar de todas estas injusticias, no pudieron deshacerse de su memoria ancestral e histórica, porque los indígenas se han aferrado de las luchas e ideologías de sus grandes representantes.

Si en la actualidad se ha logrado disminuir en algo esta realidad es gracias a la lucha colectiva que han mantenido desde hace mucho tiempo. Estar unidos siempre ha representado en gran medida que lograran resultados positivos. Esa unión también ha servido para mantener el legado de sus antepasados.

En países como Ecuador, Brasil, Bolivia, Colombia, los pueblos indígenas todavía luchan por sus tierras. El escritor indio-norteamericano, Jack Weatherford, en su interesante libro, El legado indígena, refiriéndose a Potosí de Bolivia como una ciudad que poseía “plata pura”, escribió que “los mineros indígenas dicen que han extraído suficiente mineral de esta montaña como para “construir un puente de plata pura que una Potosí con Madrid”.

En Colombia, en medio de grupos hostiles al Gobierno, los indígenas que viven en las serranías todavía son violentados y desplazados. Luchan por sobrevivir por su identidad. Así, en otros países se replican las mismas escenas, mientras ellos todavía se aferran a la enseñanza de sus antepasados y a la organización sociopolítica y cultural de sus pueblos. Las “venas abiertas” que menciona el escritor uruguayo en su libro no se han cerrado todavía. Galeano profundizó sobre este tema cuando escribió: “Pero la región sigue trabajando de sirvienta. Continúa existiendo al servicio de las necesidades ajenas, como fuente de reservas del petróleo y el hierro, el cobre y la carne, las frutas y el café, las materias primas y los alimentos con destino a los países ricos que ganan consumiéndolos, mucho más de lo que América Latina gana produciéndolos”. Las palabras del escritor uruguayo siguen vigentes, porque se siguen explotando los recursos de los países para beneficio de otros.

En el caso de los kunas de Panamá, sus dirigentes, después de varias diligencias, lograron que, en abril de 1871, el presidente colombiano, Eustorgio Salgar, firmara la creación de la comarca Tulenega, que después se perdió con la separación de Panamá en 1903, pero que actualmente muchas de sus tierras son las mismas que estaban incluidas en aquella comarca. Fue una de las reivindicaciones más importantes, especialmente en cuanto a las tierras se refieren. Los dirigentes del momento también lucharon en contra de la discriminación y demostraron que tenían el derecho a la libre determinación para poder mantener sus costumbres ancestrales vivas.

En la década de 1870, ocurrió la llamada Guerra del Caucho, los kunas también protagonizaron una de las luchas en contra de la explotación indebida del caucho y la tagua. Los colombianos querían apropiarse de estos productos sin el permiso de los indígenas, pero sólo con la atinada intervención de los caciques Inanaginya, seguido después por su sobrino Inabaginya pudieron desalojar a los invasores ante un conflicto inminente que parecía no tener fin.

En el Gobierno de Florencio H. Arosemena (1928-1931) los dirigentes kunas siguieron insistiendo en la demarcación de tierras que hoy se denomina Kunayala desde Armila hasta el Puerto Escribano, en Colón, debido a la incursión de grupos ilegales a pesar de los acuerdos.

Recientemente, el Congreso General Kuna, después de varios años de demandas, logró que un político panameño desalojara el lugar en el área de Nusagandi que es parte de las tierras ancestrales de los indígenas kunas, en donde él se había instalado hacía mucho tiempo.

De esta forma, en este mes de abril, considero que es momento propicio para rememorar las luchas de los pueblos indígenas.

Docente, investigador y ensayista, Escuela Francisco de Miranda.
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