• 21/12/2020 00:00

Navidad de reflexión total

Las circunstancias que nos reprimen en este cruel año 2020, nos exigen que, aún en estas fiestas navideñas, que tanto significado tienen para los panameños y el mundo, se ponga la vida por encima de cualquier condición.

Las circunstancias que nos reprimen en este cruel año 2020, nos exigen que, aún en estas fiestas navideñas, que tanto significado tienen para los panameños y el mundo, se ponga la vida por encima de cualquier condición. Los venerables ancianos deben utilizar lo mejor de sus experiencias para sugerir en sus respectivas burbujas entretenerse con actividades pías de poco riesgo de contagio, por ejemplo, turnarse para ver y comentar recuerdos como fotos familiares, limpieza de patios, jardines, pintura y todo realizado con mucha alegría, aun cumpliendo con la desgastada disciplina sanitaria que nos han enseñado con palos de ciego.

Quien no quisiera, como ha sido costumbre en tiempos navideños históricamente, verse inmerso en las fiestas de barriadas, de cooperativas, de colegios, de empresas, de instituciones (aunque en la Contraloría han quebrado maracas y reventado tambores antes de tiempo). ¡Qué pena! (como dicen los paisas) haber perdido este año las serenatas a la madre y estar seguros de que se darán los “asaltos” a las casas en donde siempre lo han querido a uno para tomar las sopas “antigomas” de los 25 en la mañana: sopas de pescado con jugo de coco, sancochos, sopas de costilla, en fin; pero tengamos la seguridad de que el otro año será diferente para nuestra felicidad dar cumplimientos, abrazos y besos.

Ahora bien, además de las fiestas, comida y licor, existen personas que piensan en otras cosas también importantes. Me ha escrito una capireña residente en David, que el otro año, si DS quiere, conformemos un grupo para acudir al chorro de Villa Rosario, Capira, como lo hacíamos antes en tiempos de Navidad para aventarnos desde la peña de los merachos a la enorme paila natural de agua pura proveniente del Trinidad de Capira. Bueno, si DS quiere, se hará, pero que vengan sus hijos y sus nietos para que la cargen y la saquen del charco, porque la mayoría de sus recuerdos están en el purgatorio y los demás rogándole al cielo para que no les “mochen” la jubilación.

Pero, pisemos en la tierra, porque es mucho lo que falta para que el mundo pueda decir “hemos vencido a la hecatombe”. Es obvio que hasta que no vengan las esperanzadoras vacunas contra la pandemia, el planeta seguirá caminando como un burro en atolladero. Los aumentos escalofriantes de rebrotes en países en donde ya se habían controlado los contagios y números de difuntos preocupan a los panameños, pero le pedimos al Gobierno que nos dejen sufrir resignados y eviten brotes de violencia trayendo médicos cubanos, porque sería una injusticia con esos “matasanos”, pues Panamá pagaría el total y más con: Mejoral, aceite, jamón serrano, “mentolato” y café, mientras que los “médicos cubanos” recibirán allá en el paraíso de la miseria su pago en pesos cubanos, por favor, no seamos serviles de la barbarie vestida de una teoría que utilizan totalitaristas criollos (Cuba, Venezuela, Nicaragua), para imponer sus desoladas dictaduras de “Fidanque a Toledano”. Respétennos.

Economista, escritor costumbrista.
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