• 27/11/2014 01:00

Notas sobre religión

 "soy consciente de que la historia tiene un peso determinante en las sociedades"

La religión es parte del patrimonio histórico — cultural de la humanidad; su papel político — espiritual estuvo asociado al subterfugio subjetivo y social derivado de la no comprensión de los fenómenos ambientales para lo cual no existían explicaciones plausibles, por una parte, por otra, cabe destacar que la antropología y la sociología han demostrado que el temor a lo desconocido, plasmado en conductas, hábitos, incluso en el arte y las artesanías de grupos sociales prehistóricos utilizó elementos de su entorno y les sublimó, así como al natural fenómeno del deceso.

En este largo proceso de inventiva, creación, imaginación humana la religión jugó un papel determinante en los derroteros de la humanidad, en el momento en que la sociedad se divide en clases sociales la religión es instrumentalizada fantasiosamente en la construcción del poder y se hizo parte de la hegemonía formal del Estado, se transformó en una institución social esencializada hasta jurídicamente. Desde esta lógica es impermisible adjudicarle un papel circunstancial a la religión, ‘pecaría’ de sectario y hasta de egoísta, más cuando la complejidad a la que la gente más pobre es confinada (que involucra sus sentimientos, sus esperanzas, sus miserias, su fe) aunado a las pocas o nulas oportunidades (exclusión) que impone el sistema capitalista, frustran toda posibilidad y expectativa en nuestra población.

Pero quienes piensan que la sociedad, las instituciones deberían pasar a una concepción laica no son solo los sectores más progresistas, para el mercado las restricciones que involucra la religión son un óbice a descartar, para que el consumo se potencie y se libere de todo prejuicio debe desaparecer la religión, pues pone en vilo la libre concurrencia, así pues el mercado ha venido preparando las condiciones y ha forjado su propio culto: EL CONSUMISMO.

Replantearnos el papel de la religión, quizá a la manera de Oscar Arnulfo Romero, Camilo Torres, Martín Gaspar García Laviana o Héctor Gallego y tantos otros ejemplos, incluso no asociados a la teología de la liberación, es una tarea de reconciliación humana, de reconocimiento del otro/a, en este sentido y me permito opinar, ahora sí, soy del criterio que el respeto a la religiosidad y a la religión es tan legítimo como el respeto que merece quien es ateo o agnóstico, de tal manera que proponer (nos) la construcción de un Estado Laico, pasa por la obligada labor de retomar el ideario cognitivo de comprenderse y comprender a la sociedad como un universo de diferencias en el modo de concebir la realidad, sobre esta máxima colocar lo humano por encima de lo demás, pues precisamente es en lo humano donde entra todo lo que alcanza nuestra capacidad de crear, ser creados y recreados: religión, orientación sexual, etnicidad, diversidad racial, pluralidad cultural, entre otros elementos.

Concluyo expresando que soy ateo y materialista militante, pero también soy consciente de que la historia tiene un peso determinante en las sociedades, en este sentido la religión fue históricamente usada, es usada y se deja usar como instrumento de control.

*SOCIÓLOGO POR LA UP, ESTUDIA PROGRAMA DE MAESTRÍA Y DOCTORADO EN ARGENTINA.

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