• 22/03/2015 01:00

Reconstruir lo que quedó semideshecho

‘Lo que debe hacer este Gobierno es enfocarse en los proyectos sociales... abandonados por la gestión anterior...’

Cuando uno se muda a una casa en ruinas, generalmente empieza a reconstruir en base a las fundaciones y tiene el criterio de dejar todo el diseño original como estaba o tirarlo abajo. Me maravillan esos edificios viejos en las ciudades que respetan su patrimonio, que mantienen la fachada intacta, cubierta de malla, pero por dentro no queda nada, lo reconstruyen todo desde cero, a lo mejor muy moderno, pero siguen siendo una joya de la arquitectura de la época en la que se construyó. Seguramente incorporarán en su interior muchos criterios que nos remontarán a esa era del esplendor original, pero los cableados eléctricos y todos los aparatos modernos estarán presentes y bien disimulados para que la reconstrucción sea un verdadero éxito.

Hago esta reflexión por dos razones: la urgencia que tenemos de que el país mantenga el crecimiento económico envidiable que ha tenido en los últimos seis o siete años (vamos, que no solo crecimos gracias al loco que está en Miami escondiéndose y solo se deja ver a través de Twitter y alguna que otra foto cuestionable) y una triste realidad que están sufriendo los vecinos del área de Obarrio.

En la primera instancia, decimos que el país está estancado, que nada se mueve y que la economía está en crisis. Si vemos las cifras, éstas nos dicen que vamos a un ritmo de arriba de 6 %, lo que significa que somos el país que más crece en la región (6.8 % en 2014, y estimados de 6.2 % y 6.4 % para este año y el siguiente, según la CEPAL). Dejamos atrás a gigantes geográficos y con recursos como Brasil, México y Chile y este año el segundo país que va a crecer en América Latina es Bolivia, con 5.3 %. Nos da estrés bajar unas décimas en crecimiento y enseguida empezamos a señalar las decisiones del Gobierno, la lentitud en la aprobación de permisos de construcción o la ejecución de órdenes de proceder. Pero es que nos dejaron un campo minado, que por donde uno pisa puede que le explote una bomba.

La forma en que crece nuestro país, sin banca central y sujeta a la inversión extranjera, sin grandes recursos naturales que explotar y con un atraso representativo en las obras de ampliación del Canal, es mediante las obras de infraestructuras. Muchas veces éstas no se diseñan por el mismo Gobierno, sino que son heredadas por administraciones anteriores, que no tuvieron el tiempo o el coraje para hacerlas. Es el caso de los corredores, el Metro, la red vial, entre otros. Las obras dejadas por la administración Martinelli son cuestionables: el centro de convenciones de Amador, que acaba de ser suspendido; la ciudad hospitalaria, que era un culto al ego presidencialista, sin ninguna visión; la ciudad de las artes, otro despropósito faraónico. Lo que debe hacer este Gobierno es enfocarse en los proyectos sociales que fueron abandonados por la gestión anterior, como salud, educación y agro y combatir la corrupción, el lavado de dinero y el narcotráfico, y allí veremos no solo un crecimiento del país en cifras, sino en la calidad del individuo que producimos.

Es muy difícil reconstruir mientras se está habitando la casa, por lo que debemos dejar a las autoridades pertinentes investigar todo lo malo que hicieron (que fue mucho, muchísimo) y seguir andando, pero con paso seguro, para que no sea una burbuja lo que estamos creando, que puede reventar en cualquier momento.

Y sobre el soterramiento de los cables en Obarrio, me he enterado que todo lo hecho hasta ahora va a tener que volver a hacerse, porque se hizo mal. ¿Quién hizo la obra, cómo obtuvo la concesión para hacerla? Aquí la Autoridad de los Servicios Públicos tiene un trabajo muy serio que hacer para llevar a los responsables a dar cuentas de lo que han hecho hasta ahora, porque el daño que han causado todos estos años no puede repetirse en los años que tome reparar lo que estuvo mal hecho.

ARQUITECTA Y EX MINISTRA DE ESTADO.

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