• 11/06/2021 00:00

El 'rector-no' del rey

“¿Por qué el actual rector, Eduardo Flores, luego de haber afirmado […] que la reelección era un acto reprochable, ahora decide reelegirse por otro […] periodo?”

He visto, con mucha curiosidad, la proliferación de escritos, en algunos periódicos locales, en los cuales se hace gala del papel preponderante que ha jugado y juega la Universidad de Panamá en nuestra sociedad. La aparición de dichos artículos “aduladores” no es pura casualidad, simple y sencillamente porque responden al contexto de las elecciones para escoger al próximo rector de la llamada “Casa de Méndez Pereira” y muchos de los profesores que desean ascensos, favores o estabilidad dentro de la Universidad de Panamá están haciendo gala de “sus conocimientos académicos sobre ciertos temas” como una manera de que los vean.

Es lamentable que un profesional con formación y trayectoria se falte al respeto tratando de inflar palabras o conceptos que al final de cuentas no dicen nada sobre la realidad que estamos viviendo y que a todas luces responden a una dinámica de “culto a la personalidad” a alguna figura pública que tiene poder para nombrar o destituir.

En uno de esos escritos donde se habla del “rol jugado por la Universidad de Panamá” en la formación de profesionales que contribuyen al desarrollo de la nación panameña, no se hace mención de que muchos de esos egresados no consiguen trabajo y se mantienen desempleados por muchos años, porque sencillamente el mercado laboral o se encuentra saturado o no hay el interés por contratar expertos en ciertas áreas.

Existen muchos licenciados, magísteres y hasta doctores que tienen que vender comida en fondas o vender lotería, ya que muchos puestos bien remunerados en las instituciones públicas están llenos de “octogenarios” que no quieren saber de jubilación. ¿Esta es la contribución profesional de la cual me hablan dichos escritos “mieleros”?

Tuve la fortuna, cuando me gradué de sociólogo, de trabajar en dos grandes centros de investigación de carácter no gubernamental y en los cuales aprendí lo que la Universidad y la escuela de Sociología jamás me enseñaron con profundidad. En el Centro de Estudios Latinoamericanos (CELA), coordinado por el profesor Marcos Gandásegui, hijo (q. e. p. d.), aprendí a clasificar y procesar datos para una investigación y en el Centro de Acción Social de Panamá, que estaba coordinado por el profesor Raúl Leis, también fallecido, aprendí el arte de la educación popular, que, a mi juicio, son importantes para un sociólogo.

En la biblioteca de la Universidad de Panamá existen cientos, por no decir miles, de tesis, muchas de ellas valiosas y con aportes en la solución de muchos problemas comunitarios; sin embargo, nunca fueron tomadas en cuenta por las propias autoridades para ser publicadas o difundidas y así hacer uso provechoso de las mismas. Todo lo contrario, esos estudios se quedaron estáticos y llenándose de todo tipo de hongos y devorados por los famosos artrópodos come libros.

¿Dónde está la solución al problema del agua en comunidades lejanas y la contaminación de ríos, lagos y quebradas, cuando existen estudios sobre esto?

¿Por qué la Universidad de Panamá dejó de ser el protagonista en los debates a nivel nacional y ese lugar lo ocuparon universidades particulares?

¿Por qué la Universidad de Panamá empezó a otorgar certificaciones para que un sinnúmero de universidades de todo tipo empezara a funcionar con carreras de dos años para todos los interesados en no estudiar mucho y conseguir empleo rápido?

¿Por qué el actual rector, Eduardo Flores, luego de haber afirmado en muchos medios de comunicación que la reelección era un acto reprochable, ahora decide reelegirse por otro nuevo periodo?

Estas son algunas de las interrogantes que me gustaría que respondiera ese “club de aduladores”, que, durante todo el año, casi ni enviaban artículos a periódicos, pero ahora resulta que, como las elecciones son a finales de este mes, parece que les pico “el bichito” que inspira a confeccionar crónicas sentimentales sobre el “papel de la Universidad”.

Existe una trilogía cinematográfica muy famosa que me hace recordar, por alguna razón, ese deseo irresistible por mantenerse en un puesto indefinidamente, como es el caso de la Rectoría de la Universidad de Panamá. La película es el “El señor de los anillos” y da cuenta de un anillo que es codiciado por muchos, ya que otorga poder a quien lo posea, sin embargo, el anillo, como pertenece a fuerzas oscuras, también puede atraerle desgracias.

En la tercera entrega de esta película, El retorno del rey, hay una batalla final entre el bien y el mal, donde el anillo será finalmente destruido para el buen fortunio de la “tierra media”. En la Universidad de Panamá, el anillo está representado en la figura de la “reelección” para conservar todos los beneficios que brinda un poder que no parece tener límite y el bien lo representan todos aquellos funcionarios y docentes que desean una universidad libre de “orcos” que viven de la “lambonería” y el clientelismo, una universidad verdaderamente al servicio del pueblo panameño.

Sociólogo y docente panameño.
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