• 20/10/2018 02:00

Canonizado monseñor Romero, ¿y su solidaridad con los pobres?

Este teólogo, a quien el papa Francisco agradeció el testimonio que dio de monseñor Romero, destacó en una entrevista en el año 2010

El sábado próximo pasado, monseñor Oscar Arnulfo Romero fue incluido en la lista de los santos de la Iglesia Cristiana católica. Esto es, pasó a estar entre aquellos que se supone son modelos de conducta a seguir por cristianos y gente de buena voluntad.

Al decir de Jon Sobrino, el mismo día de su canonización —sacerdote y teólogo jesuita muy vinculado a este obispo mártir salvadoreño— hubiera preferido que no lo canonizaran, porque una vez eso ocurriera se domesticaría su clamor de justicia, su papel en la historia salvadoreña y latinoamericana.

Este teólogo, a quien el papa Francisco agradeció el testimonio que dio de monseñor Romero, destacó en una entrevista en el año 2010, que cuando Nelson Rockefeller era vicepresidente de EE.UU., a inicios de los años setenta, hizo un viaje por América Latina —similar al que en estos días está haciendo el señor Pompeo— y dijo, entre otras cosas: «Si lo que están diciendo los obispos en Medellín —refiriéndose a la Conferencia Episcopal de la Iglesia Latinoamericana de 1968— se hace realidad, nuestros intereses peligran».

La oposición a una Iglesia profética, que se hacía voz de los sin voz en esta región, no vino solo de los grandes intereses del poderío estadounidense y sus socios criollos en cada país de Latinoamérica.

También, la oposición se dio desde la propia Iglesia. Sobrino afirmó que: ‘Dentro de la Iglesia institucional también hubo una reacción en contra por parte de algunos obispos y cardenales'.

A final de cuentas, sus opositores quisieron frenarlo de diversas maneras, continúa diciendo Sobrino, ‘una fue matar. Asesinaron a decenas de sacerdotes, religiosos y religiosas, y cuatro obispos. Otros dos se salvaron por error. Y lo que es menos conocido: a miles de laicos, la mayoría pobres'. Para Sobrino, habría nacido así la tan calumniada teología de la liberación.

Pues, hoy se canoniza a un obispo que en la etapa final de su ejercicio sacerdotal no hizo otra cosa que identificarse con esa perspectiva del cristianismo, siendo irónico el hecho de que quienes se han opuesto hasta la actualidad a los postulados de la Conferencia Episcopal de Medellín, hoy dicen estar de acuerdo con la canonización de uno de los que encarnó dichos postulados. ¿Manipulación para ocultar su clamor de justicia e identidad con las clases sociales pobres?

Decía monseñor Romero, semanas antes de que lo mataran en 1980, que «un cristiano que se solidariza con la parte opresora no es verdadero cristiano» ... Evidentemente, afirmó Jon Sobrino aquella vez, ‘Identificarse con la parte opresora quiere decir formar parte de ese grupo de seres humanos que está oprimiendo y quitando la vida a otros, lentamente, a través de la pobreza o de la represión. Esa persona no es cristiana. ¿En qué se parece a Jesús, si es todo lo contrario? Y además no es humana. Tenía razón monseñor Romero'. (Boletín de Noticias de Adital, 31 diciembre, 2010).

La cuestión entonces es ¿y con quién se solidarizan nuestras Iglesias cristianas católicas o no? Un indicador idóneo de esto sería confirmar de quién se hacen voz los pastores y fieles en una determinada Iglesia.

En el caso panameño, cabría preguntarse dónde están los pobres, sufriendo opresiones y despojos concretos de sus condiciones materiales para vivir y si la Iglesia toma partido por ellos.

No puede ocultarse ya hechos de despojo que se vienen practicando con los pobres de una diversidad de sitios. Por ejemplo, campesinos y pescadores de la isla Pedro Miguel del archipiélago de Las Perlas-convertida en paraíso turístico de familias poderosas criollas-desalojados de sus propiedades originarias.

O bien, de las más de 400 familias de pequeños productores bananeros en Barú y Divalá que tienen fecha de cumpleaños para desalojar las fincas trabajadas con denuedo por más de 15 años sin apoyo oficial, resultando un despojo de sus activos para beneficiar a la empresa bananera Banapiña, subsidiaria de la transnacional Del Monte.

Nuestras Iglesias, bien demostrarán del lado de quién se hacen solidarias, si se convierten en las voces de quienes sufren estas experiencias concretas de despojo y perjuicios contra la vida digna, particularmente si se trata de poblaciones pobres.

De otro modo, nuestras instituciones eclesiales confirmarían la preocupación del papa Francisco y específicamente del padre Jon Sobrino, de canonizar a Mons. Romero, pero no seguir su ejemplo de solidaridad con los pobres.

SOCIÓLOGO Y DOCENTE UNIVERSITARIO.

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