• 12/07/2016 02:00

Rusia y China en ejercicios militares

 Por su parte, los nipones conocen el dicho panameño de aquellas nalgas que buscan el rejo solitas

Por cinco años he recabado noticias en donde la China Continental y la Rusia desteñida aúnan esfuerzos para ejercicios navales internacionales en el mar del Japón. Como veo las cosas desde las alturas de cerro Marta (Coclé), muy pronto podría estallar una de las últimas guerras mundiales, y por eso me voy a dar el lujo de convertirme en monotemático por lo que nos queda de sosiego.

Degustaré como un trastornado las frutas y verduras de la época, por ejemplo: en estos días no dejo de darle a las torrejitas de maíz nuevo, a la chicha de nance, a los duros de guanábana ni a los de mango. Al final de cada quincena que nos queda, repartiré a mi paladar una cerveza suntori en una, un trago de vodka en otra y en la tercera una copita al tempo de chifú y así sucesivamente.

Tanto China como Rusia fueron masacradas y humilladas por Japón. Los de la Nishi Shimbashi Minato Ku , hicieron lo que quisieron en 1895 con la desorganizada China y los rusos fueron aplastados, por decir lo menos, por los del sol naciente en 1905. El número de chinos y rusos muertos en esos combates no es lo interesante ahora, pero, si quieren saber, los difuntos fueron más de 100 000.

Como el ser humano es una de las mulas más tercas de la creación, chinos y rusos insisten en pelear con los japoneses nuevamente. Ya han pasado 100 años desde que los súbditos de Hirohito les pegaran hasta en el cielo de la boca tanto a rusos como a chinos, y no sé por qué buscan afanados otra arrastrada peor y más deplorable.

Los nipones de aquellos tiempos denotaban, como ahora, más espionaje y disciplina que armamentos, conocían todos los movimientos del mundo político y económico, se aprovecharon de ello para comprarle a la futura Argentina del histórico Leonel Messi dos fragatas de guerra de los gauchos para sumarlas a su escuadra naval, y fue por eso que no quedó una sola botella de vodka ni para sobijos.

La revancha que percibo, para mí, es buscar lo que está quieto, aunque no tanto por los misiles antinucleares que me imagino han colocado recientemente los carapálidas y sus aliados en ese sector del mundo y nada menos que asistidos por computadoras parecidas a las del siglo 25.

Por el momento, enviaré un artículo al South China Morning Post , dando gracias por la herencia China en Panamá. A los rusos no me nace escribirles, sobre todo por el desencanto enorme que ha roto mi corazón de mujeriego por el dopaje de Sharapova. Por su parte, los nipones conocen el dicho panameño de aquellas nalgas que buscan el rejo solitas.

ESCRITOR COSTUMBRISTA.

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