• 17/06/2023 00:00

Los seis infiernos de la política panameña

“En el cuarto infierno, nuestro “candidato ideal” topará al pueblo votante. Y tendrá que entender que, para ser votado en Panamá, necesitará más emociones que pensamientos”

La existencia de un buen candidato político, podría darse en nuestro país, aunque es improbable. Aun así, en caso de que existiera alguno realmente bueno, tendría que descender (no necesariamente en el orden aquí sugerido) a los seis infiernos de la política panameña, y sobrevivirles sin corromper su esencia.

El primero de ellos corresponde al espacio y tiempo personal. En él, nuestro candidato ideal tendrá que comulgar con todos los ángeles y demonios de su ego. Convenciéndose a sí mismo de la validez, legitimidad y provecho de ser político. De la honestidad con la que se trabaje a sí mismo en esta etapa, podrá o no, generar suficiente motivación interna para avanzar a la próxima.

El segundo infierno corresponde a su círculo personal. La gente más cercana: pareja, hijos, familiares, amistades y espacio laboral. Incluyendo: vecinos, jefes, clientes, proveedores, accionistas o simples compañeros de trabajo. Esta fase es sumamente importante, porque de ella obtendrá los primeros conatos de oposición, o afiliados (donantes, asesores, compañeros de campaña, etc.). Así también, la base del amiguismo o nepotismo, que podría hacerse a futuro. Superar esta fase, dependerá mucho de la motivación interna obtenida en la anterior.

En el tercer infierno, el postulante habrá de conocer y canibalizar a sus similares. Primero demostrará que es “elegible” para poder postularse. Lo cual hará de mil y una formas, mediante copartidarios, amigos, vecinos, representantes de la iglesia, clubes cívicos y otros. A partir de entonces, se calzará los guantes... En ese momento sentirá y desarrollará en todo su esplendor, el impulso canibalístico de la política. Enfrentará al resto. Aprenderá a jugar sucio, a hacer trampa, doblar brazos, buscar padrinos, traicionará, se venderá a sí mismo y hará todo lo que necesite para prevalecer.

En el cuarto infierno, nuestro “candidato ideal” topará al pueblo votante. Y tendrá que entender que, para ser votado en Panamá, necesitará más emociones que pensamientos. Los títulos, la preparación académica, capacidad e inclusive honestidad se convertirán en un gran estorbo, que podría generarle aversión en masa. Esto se debe a que el típico votante panameño, considera que tener preparación académica y presentarla, equivale a un gran fallo de humildad, orgullo o vanidad. No le gusta complicarse la vida “pensando demasiado”. Prefiere creer en su instinto, y en promesas que le parezcan convincentes. Por tal razón, nuestro candidato terminará cambiando su plan de gobierno por un saco repleto de fantasías improbables, y aprenderá a “mentir bonito”.

Convirtiéndose en un gran mago, de preferencia prestidigitador, y enamorador de masas.

El candidato, sólo podrá conocer el quinto infierno si es apto, y gana la curul. Ya en medio de este averno, entenderá realmente para quién trabaja. Dicho de otra forma, le resultará más fácil recordar el rostro de una persona que le dio cuatro (4) millones de dólares en campaña, que el rostro de cuatro (4) millones de personas que le dieron un voto cada una de ellas. Obviamente, empezará a trabajar para su donante o donantes, y no para el pueblo. Ya para entonces, tendríamos una persona completamente asimilada por el sistema. Al fin y al cabo, después de tan atroz proceso de conversión, será poco lo que quiera o pueda hacer por el Estado. En muy poco tiempo, su impulso depredador, terminará reconociendo al PODER ECONÓMICO como su “único amo”. Más tarde, precisamente ellos, “los dueños del quinto infierno”, lo presentarán al regente del sexto infierno.

Si tuvo suerte e hizo todo bien, lo conocerá en forma de una “bendición” (en inglés o español) por haber fungido como pupilo apto. Si no, actuó en contra de sus intereses, o se volvió socialista, podrán presentárselo en forma de reprimenda/acusación mediática internacional. O peor aún, bloqueándolo política y económicamente. Todo dependerá del “viejo aliado”... que mueve los hilos de nuestra política de seis infiernos.

¿Podrá alguien, descender tanto, para luego traernos de vuelta la buena política? ¿Se postulará alguien con semejante entereza, carácter y fortaleza en nuestro país? Tal parece que no, por ahora. Aun así, de haberlo, lo más seguro es que pasaría completamente desapercibido.

Ingeniero en sistemas.
Lo Nuevo