• 31/03/2014 02:00

Politiquería, pasión y sexo

... que la mayoría escoja a los mejores; que no se deje llevar por (los) cantos politiqueros.

Con mucho respeto entro en el análisis de lo que significan promesas al calor de la politiquería, pasión e intimidad sexual. La verdad es que luego de conversar con los universitarios, llego a la conclusión de que las expresiones más estúpidas e imbéciles se dan en ese mundillo donde reina la mentira, el engaño, la decepción, la ambición, la venta de conciencia.

Ahora, sustentando lo que escribo, solo basta que usted mire su pasado o su presente, para confirmar que lo expresado es así. Cuando el hombre y la mujer comparten un noviazgo, pierden la noción de la realidad. Al calor de ese momento pasional, él pregunta: ‘¿Quién será tu hombre toda la vida?’. Ella contesta: ‘Tú mi amor, solo tú’. Ella: ‘¿Serás mío toda la vida?’. Él: ‘Claro mi vida, incluso hasta después de la muerte’. Y así se van dando más promesas, pero éstas, parece, fueron escritas en hielo. Es un instante, donde el placer domina la razón, muchos y muchas terminan con moretones, arañazos, chupetes, y solo se dan cuenta cuando la pasión finaliza. Es posible que al despedirse, sea en una parada, universidad, el trabajo o en casa de la pareja, aquellas palabras sean parte del olvido. No ha pasado una semana y ya él o ella andan con otro y me pregunto, ¿qué pasó con esas promesas que se hicieron en la intimidad?

En politiquería pasa lo mismo. La gente, con tal de lograr sus propósitos, ofrece el cielo, la Tierra; cuentan que un candidato, en pleno discurso, prometió construir un puente. Alguien preguntó: ‘¿Cómo, si por aquí no hay ríos?’. ‘Entonces también les hago el río’, dijo. En otro ejemplo, un politiquero llegó a un pueblo y para demostrar que era honesto, sacó los bolsillos del pantalón y a voz en cuello gritó: ‘¡Quiero que sepan que aquí jamás ha entrado un dólar robado!’. Un campesino de esos que parecen analfabetas le gritó: ‘¡Señor, creo que ese pantalón es nuevo!’.

El politiquero promete lo que no se puede; el politiquero engaña; el politiquero cree sus mentiras y piensa que los demás también lo harán. El politiquero es demagogo, no es estadista. Es una persona que confunde lo que es política con politiquería. Me causa tristeza lo que veo; soy estratega político, no politiquero; jamás he defendido lo indefendible; ello me llevó a un distanciamiento con una presidenta, cuando expresé que casos como Punta Mala y los relojes Cartier, no eran defendibles.

Me da pena cómo algunos salen con su cara de concha a tomarnos como tontos. Son personas con actitudes pueriles, dignas de llevarlas a un concurso de cuentos. Y también me causa mucho estrés al observar a un pueblo con actitudes impropias frente a injusticias. También me preocupa la censura que se da en el Tribunal Electoral con propagandas que son sacadas del aire con argumentos infantiles. Pareciera que estamos en una campaña de señoritas, que frente al mínimo ataque corremos, a sacar del aire esa cuña.

Hace mucho tiempo vi una película donde un millonario se ahogaba; estaba a unos 500 metros de la orilla. ‘Dios mío, Dios mío, te doy mi fortuna con tal de que me salves’. Llegó una ola y lo empujó a 300 metros. Ya viéndose cerca de la playa, le dijo: ‘Mejor te doy la mitad de mi fortuna’. Otra ola lo llevó a casi 150 metros. ‘No mi Dios, mejor te doy un cuarto’. Otra ola lo empujó hasta, que finalmente pudo salir. Ya cumplido el propósito de haberse salvado, le pidió perdón a Dios, pues las promesas las hizo al calor de las emociones, así que no las iba a cumplir. Así son los politiqueros, prometen al calor de la gritería; se enloquecen con el rugir de las masas y luego, en la tranquilidad de su centro de campaña, se dan cuenta de que muchas cosas no las podrán hacer realidad.

Las elecciones se acercan; quiero que pasen ya, para conciliar un sueño mejor. Espero que la mayoría escoja a los mejores; que no se deje llevar por esos cantos politiqueros. Reflexionen sobre las promesas de hoy y en la intimidad de la urna de votación, depositen su decisión con mucho cuidado y apelando a la conciencia ciudadana.

PERIODISTA

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