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- 18/12/2012 01:00
Deterioro social
Por años hemos venido denunciando la decadencia moral en que nuestra sociedad está cayendo, con inversión de valores, abandono del respeto a mayores, falta de espiritualidad, desprecio a la vida humana y una juventud promiscua y dada al desenfreno. Tratar de entender cómo hemos caído en esta crisis sería motivo de profundo análisis, encontrar la fórmula para corregir el rumbo para mí sería más provechoso aunque a veces temo que no hay muchas esperanzas.
Y digo que no hay muchas esperanzas cuando vemos lo que está ocurriendo con la sociedad que lidera el mundo occidental, los Estados Unidos de Norteamérica. En USA hay mas de 30,000,000 de drogadictos y los que consumen droga ‘social’ doblan esa cantidad. Las figuras más famosas de la farándula, la canción, el cine y el deporte han caído en el vicio de las drogas. Es común la muerte de artistas pop por sobredosis o bien los casos en que son enviados a rehabilitación. La sociedad americana tiene muchos valores distorsionados, una sociedad donde el interés es enriquecerse y donde la juventud estudiosa ve a deportistas, artistas ganando decenas de millones de dólares al año.
Los hogares norteamericanos, como los nuestros, cada vez son mas disfuncionales. El divorcio se acepta con normalidad y los jóvenes crecen sin el concepto real de la familia unida. Todos estos factores actúan en la mente de esa juventud que al perder los valores espirituales y de familia no dudan en actuar en forma irregular cayendo muchas veces en el borde de la locura que los lleva a dramáticos eventos. En una sociedad donde es muy fácil lograr armarse con armas letales, esa juventud descarrilada llega a la locura última, matar y suicidarse.
El 20 de abril de 1999 el mundo se sacudió con los eventos de la escuela Secundaria de Columbine, donde dos alumnos, Eric Harris y Dylan Klebold, atacaron a los estudiantes sin razón de ser, dejando 13 muertos y 24 heridos, suicidándose ambos luego. No hubo explicación posible a esa conducta. El 16 de abril de 2007, un estudiante surcoreano que había crecido en Virginia y estudiante de Virginia Tech mata a 32 estudiantes en la universidad antes de suicidarse. Estos casos de asesinatos masivos no quedan solo en USA.
El 22 de julio de 2011 en Oslo y Utaya (Noruega), Anders Behring Breivik, joven noruego, mata a 8 personas en Oslo y 69 en la isla de Utaya, dejando en ambos lugares un total de 96 heridos. Posteriormente se entrega a las autoridades y va a juicio donde en forma aberrante justifica su acto. No hay duda que todos estos casos se han podido dar por la facilidad de lograr armas de combate los ciudadanos.
Hoy, nuevamente vemos un caso de muertes masivas, cuando un joven de 20 años en Connecticut, USA, ataca un salón de clases, después de haber matado a su padre, mata 26 alumnos y maestros para finalmente suicidarse. ¿Qué está pasando en nuestra sociedad? Allá, como acá, la sociedad se está deshumanizando. Vemos personas, conocidas y hasta amigos con problemas pero somos incapaces de hablarles, ayudarlos y asistirlos para que con voz amiga escuchemos sus problemas y ansiedades evitando estas tragedias. Casi invariablemente estos perpetradores son personas solitarias, ‘raras’ como las describen luego sus conocidos, pero, ¿por qué a nadie se le ocurre ayudarlos?
En nuestro medio muchos de los que se suman a pandillas lo hacen porque la sociedad en que se desenvuelven no los acepta, en la pandilla llegan a ser alguien. En lugar de buscar la educación y la superación como camino al éxito, buscan aceptación que solo se la brinda un grupo de pandilleros. En su mayoría vienen de hogares destruidos, muchas veces resintiendo al padre o a la madre, si no a ambos. Nosotros pronto estaremos viendo en nuestro país casos como los de USA o Noruega, producto del avanzado estado de descomposición familiar y social.
Con qué dolor vemos a quienes creen que con una limosna, o con un regalo, están ayudando a calmar la sed de justicia social que tienen en su mayoría estos jóvenes de hoy. No comprendemos que lo que necesitan son oportunidades, aceptación, reconocimiento y apoyo en la búsqueda de esas respuestas. No es darle un día feliz en Navidad, es apoyar las iniciativas que les permitirán salir de su estado actual y confiar en su futuro.
Los gobiernos se preocupan por asegurarse que todos estudien, que todos logren un nivel de educación que los capacite a ganarse la vida honradamente, inclusive este gobierno ha continuado programas del anterior en el INADEH mientras creó un fabuloso programa de Mi Primer Empleo. Apoyando a la pequeña y microempresa crea nuevos empresarios que podrán ser autosuficientes el día de mañana. Pendiente está el trabajo que trabajadoras sociales y psicólogos deben hacer para buscar resolver los casos de inadaptación de otros, que por sentirse rechazados buscan salidas irregulares.
El gran reto del siglo 21 es devolver a la sociedad los valores morales y éticos, devolver a la sociedad los valores religiosos, fortalecer la familia y darle a toda la sociedad el espíritu de solidaridad que nos permita juntos afrontar los retos. Nos gastamos en luchas por enriquecernos, en luchas por el poder, pero estamos dando la espalda a una sociedad que día a día cae en peores traumas y que lamentablemente luego será muy tarde.
INGENIERO INDUSTRIAL Y ANALISTA POLÍTICO