• 20/06/2021 00:00

Sociedad: la minoría está afectando a la mayoría

“[…] la mayoría de la sociedad debe asumir el liderazgo para combatir la pandemia y la situación latente de la corrupción, poniendo orden en casa con la templanza”

A partir de que se anunció el primer pronunciamiento del Estado sobre la pandemia, ya no somos las mismas personas. Todos hemos sufrido los embates del enemigo invisible que es la COVID–19. Desde ese tiempo hasta el presente, el Gobierno, las empresas privadas, los trabajadores y el área de la salud han ejecutado diferentes estrategias para mantener el país a flote en lo económico y la salud. Sin embargo, la minoría está afectando a la mayoría de la sociedad. Todavía, esas minorías, no han comprendido los efectos de mantener una conducta saludable en estos días y el impacto del riesgo que existe cuando afectan a los miembros de la familia, los compañeros de trabajo y a los adultos mayores.

A pesar de que estamos aprendiendo a convivir con la pandemia, todos sabemos que es obligatorio aplicar la norma de bioseguridad establecida por el Minsa, necesaria para la activación de la economía y que volvamos a la normalidad que tanto requerimos como sociedad. Cada vez que regresamos a la cuarentena parcial o total, no estamos cumpliendo con el decreto del Minsa, quiere decir que la minoría de jóvenes está afectando a la mayoría.

¿Será que algunos padres de familia no jugaron su rol en la formación de sus hijos en la infancia, que hoy día son adultos y no se complementó con la educación académica? ¿La sociedad está pagando ese precio conductual o es que la influencia de las amistades tiene mayor dominio, y afectó la tradición de la crianza del pasado, donde los valores morales eran la base del hogar?

Las sanciones no están dando resultados. Se ha demostrado que no importa qué medidas disciplinarias tome el Minsa, siempre habrá un grupo que viole las normas. Esto ocurre en el hogar, en las empresas, instituciones gubernamentales y donde nos reunimos socialmente. Así es, nuestra naturaleza humana no hace caso.

Jon Elster, en su libro La explicación del comportamiento social, manifiesta: “La teoría de las normas sociales basada en la sanción tropieza con un problema evidente: ¿Qué motiva a los sancionadores a castigar? ¿Qué encuentran en ello? De ordinario, la imposición de sanciones es costosa o riesgosa para quien sanciona. Aun cuando este deje de lado la oportunidad de una interacción mutuamente provechosa, la expresión de desaprobación podría desencadenar una reacción airada y hasta violenta en quien es su objeto. Hay en este caso una importante distinción entre la desaprobación espontánea y la censura deliberada. Esta última puede ser fácilmente contraproducente y provocar más ira que venganza en su objeto. Aun cuando la desaprobación sea de hecho espontánea, quien es su blanco puede interpretarla, acaso de manera interesada, como una censura intencional, y reaccionar en consecuencia. Por esa razón, la imposición de sanciones es un negocio riesgoso”.

Desde la perspectiva de Dios, vemos que existe la rebeldía en el Proverbio 28:14: “Feliz el hombre que honra siempre al Señor; pero el terco caerá en la desgracia”. Proverbio 22:3: “El prudente ve el mal y se esconde, mas los simples siguen adelante y son castigados”. Como dice el dicho: las personas deben vivir sus propias experiencias para que recojan sus pasos. Por tal motivo, la mayoría de la sociedad debe asumir el liderazgo para combatir la pandemia y la situación latente de la corrupción, poniendo orden en casa con la templanza.

Doctor en Ciencias Empresariales.
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