José Jerí Oré, prometió en su primer discurso en el cargo empezar a construir las bases de la reconciliación del país, que atraviesa “una crisis constante...

“Durante la Guerra Fría, ambos bandos [Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas] buscaron movilizar al público nacional e internacional para apoyar sus ideas” iniciándose así una batalla de palabras donde los periodistas de ambos bandos fueron los alfiles de aquellas disputas (Fainberg, 2020).
A finales de la década de los cincuenta, bajo el ropaje de diplomacia cultural, la entonces Unión Soviética (URSS) propuso a los Estados Unidos un escenario de distensión organizando la gira de un grupo de periodistas que visitasen Argentina, Uruguay, Chile, Perú, Panamá y México. La visita, en el papel, no tendría un propósito proselitista sino de aprendizaje acerca de la realidad latinoamericana. En la práctica, los gobiernos involucrados en la gira la miraron con desconfianza porque se temía que los partidos comunistas de cada país generasen revuelos políticos y públicos que mermasen la credibilidad de las democracias visitadas. Finalmente, el Departamento de Estado juzgó oportuno actuar con cautela y, en coordinación con las autoridades de los países seleccionados, ajustar los días de la gira y el número de visitantes.
El 7 de mayo de 1958, José Alvarado Sánchez, encargado de negocios del Perú en Panamá, informó a Lima que, en una primera instancia, “Panamá había negado el visado a diez periodistas de la URSS que estaban organizando una gira por América Latina”. Sin embargo, cinco semanas después, los periodistas soviéticos llegaron a Panamá el 13 de junio, con los permisos aprobados, procedentes de Lima, para una breve visita de solo 24 horas (Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú, Caja 5-20-A.of.216,doc.216,1958). De acuerdo con Alvarado, la delegación soviética estuvo conformada por: Anatoli Sofronov de la revista satítica “Ogoniok”; Vadim Paliakovski del diario “Soviet Culture”; Mijail Bascherin de la Agencia Tass; Viacheslav Chenischov del diario “Sovestria Rossia”; Anatoli Garamin, fotógrafo de la revista “Soviet Union”; Boris Kostristsin, jefe de redacción para publicaciones en castellano; Daniil Kraminov, editor de “Pravda”; Nicolas Grebachev, editor de la revista “Soviet Russia”; y Leonid Kaiminin, corresponsal de Izvestia.
Ellos recorrieron Ciudad de Panamá, las esclusas y estuvieron en el área civil de la Zona del Canal asimismo fueron entrevistados por la “Estrella de Panamá” y “Panama America”. Los soviéticos vieron interrumpidos sus planes de viaje porque México les canceló las visas el día 14 por lo que tuvieron que regresar, vía Lima, a Buenos Aires. De ahí embarcaron hacia Roma y, luego, por aire hacia la URSS.
El retorno imprevisto por Lima demandó, por parte de Alvarado, coordinaciones intensas con las cancillerías peruana y argentina ya que, además, Chile no había autorizado el reingreso del grupo a su país. Por su parte, las autoridades migratorias peruanas solo admitieron una estadía en tránsito por lo que los soviéticos debieron esperar en el aeropuerto el viaje de conexión. Si bien fueron tratados con cordialidad, el viaje no estuvo exento de dificultades.
Más tarde, uno de ellos, Daniil Kraminov, esta vez como editor del semanario “Za Rubezhom” (Extranjero), fue parte, en 1961, de otra delegación de periodistas soviéticos que realizó una visita guiada de 19 días a los Estados Unidos. “El viaje fue organizado por la Sociedad Americana de Editores de Periódicos y la Unión de Periodistas Soviéticos en régimen de intercambio. El papel desempeñado por el Departamento de Estado de Estados Unidos solo fue el de permitir la visita y otorgar los visados. El único acompañante autorizado para estar con los viajeros fue el reportero del New York Times Harrison Salisbury” porque había trabajado en Moscú como corresponsal del NYT y hablaba ruso. La visita incluyó además un encuentro de 15 minutos con el presidente Kennedy. Kraminov y sus camaradas terminaron su itinerario en el Hotel Commodore de Manhattan donde abordaron el transatlántico Queen Elizabeth que los llevó a Europa (Time Magazine, 2 de junio de 1961).
Sin embargo, este amago de acercamiento no fue nada más que eso. “En 1961, el fracaso de la invasión en Bahía de Cochinos (Cuba) por parte de un ejército de cubanos exiliados entrenados por la CIA hizo redoblar los esfuerzos de Estados Unidos contra la revolución cubana” prosoviética (Cueto, 2022). En 1962 se produjo la “crisis de los misiles” que casi desencadenó una guerra nuclear y diez años después de la visita soviética a Panamá tuvo lugar la “Primavera de Praga” (1968) que buscó liberalizar la política, la economía y la sociedad checoslovaca de las medidas autoritarias adoptadas por la URSS. Su fracaso, como consecuencia de la acción represiva soviética, puso fin al experimento checo de un “socialismo con rostro humano” (Bermejo, 2022). La Guerra Fría se prolongaría hasta 1991 cuando la URSS se disolvió ese año. La visita de los periodistas soviéticos de 1958 hizo evidente que Panamá y el Canal eran componentes gravitantes de aquella confrontación de superpotencias.