• 08/01/2020 00:00

La tenacidad de un ministro

La tenacidad de un ministro

El doctor Guillermo Rolla Pimentel murió hace unos días y dejó tras de sí una vida llena de esfuerzos, tareas y hasta luchas que le trascendieron y que en variadas ocasiones adquirieron una amplitud que alcanzó el escenario nacional. Fue uno de los primeros sexólogos del país y se dedicó a divulgar ese conocimiento para que sus interlocutores superaran mitos, desconocimientos y datos esenciales sobre la naturaleza y fisiología humana.

Le correspondió desempeñarse como ministro de Salud durante la administración de Guillermo Endara, periodo crucial en la historia panameña, y se involucró en un compromiso para lograr una regulación de la publicidad de bebidas alcohólicas y tabaco que fue un hito en las relaciones entre el Estado y los medios de comunicación social. Su convicción y personalidad tan especiales produjeron importantes pasos en esta materia.

Hasta el momento de su gestión, las normas en este campo eran casi inexistentes. Pese a esto, existía una comisión mixta de los ministerios de Gobierno y Justicia y Salud que revisaba los textos de anuncios publicitarios que se referían a aspectos afines y daba su punto de vista sobre su conveniencia o no. Entre estos, sobresalía lo vinculado a bebidas de toda clase, así como cigarrillos.

La ingesta de ellos empezó a dar cifras preocupantes. Accidentes de tránsito y otros incidentes por causas de licor; cuadros alarmantes de individuos fumadores, hicieron que las autoridades sanitarias decidieran formular planes de prevención. Rolla se dedicó a exponer sobre las implicaciones sociales de la adicción en ambos casos con el sustento de las estadísticas.

Su objetivo era convencer a la Asamblea Legislativa de aprobar una ley que desarrollara medidas necesarias para comunicar a la población sobre las consecuencias del consumo. En ese ámbito fue infructuoso por intereses creados. Varios legisladores tenían lazos que les unían con empresas de radio y televisión y no se logró un consenso; además empezó a circular una campaña adversa a los propósitos de la posible normativa.

Como no se alcanzó un apoyo a las medidas propuestas, el Ministerio de Salud aprueba el 19 de noviembre de 1991 la Resolución No 30 que reglamenta la publicidad y propaganda de cigarrillos y bebidas alcohólicas. Ella contiene dos aspectos fundamentales orientados hacia los referentes en mención. Uno de ellos, de orden conceptual y el otro con medidas de advertencia específicas.

En el primer caso, prohibir las imágenes en que personas aparecieran en acciones de beber o fumar. Además, se pedía poner cintillos sobre el riesgo de consumo de este tipo de productos. La resolución ocasionó una conmoción en la actividad publicitaria y uno de los debates más enconados que se haya generado en materia de comunicación y que culminó con la aprobación del decreto No. 299 del 29 de abril de 1992 que amplía las disposiciones.

Como primera reacción, medios de prensa, radio y televisión suspendieron la publicidad alusiva a los temas en cuestión. Eso significó la reducción de alrededor del 50% de los espacios divulgativos y por tanto informativos. Esa decisión trajo implicaciones laborales; las planillas fueron disminuidas en la misma proporción con un alto saldo de despidos para los periodistas.

El decreto de abril de 1992 fue el pacto negociado. Define las categorías de bebidas alcohólicas y resalta que dicha promoción no debería estimular el abuso; estar orientada a menores; utilizar escenas obscenas; incitar a actividades ilegales o acercar las bebidas con la conducción de vehículos. Se solicita la disminución del tiempo de estos mensajes y ellos, deberían reducirse paulatinamente.

Rolla Pimentel se dedicó a escribir artículos periodísticos, luego de ser protagonista y saber enfrentarse a las múltiples fuerzas que se vieron involucradas en esta historia. Esa es la deuda que la sociedad tiene con su pensamiento y emprendimientos.

Periodista y docente universitario
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