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- 14/11/2022 00:00
Vandalismo, delito de daños y prevención
Los actos de vandalismo reciente a obras de arte de Van Gogh, Monet y al cuadro de Pablo Picasso no son una novedad, tengamos presente la acuchillada a “La ronda de noche” de Rembrandt (1911) y con ácido (1990), el Venus del Espejo de Velásquez (1914), los graffitis en el Guernica de Picaso (1974), sin dejar de mencionar, las vejaciones y daños a una pintura de Clifford Still en el Museo de Denver (2012), en la que “no contenta con arañar y golpear el cuadro con el puño, se bajó los pantalones y orinó contra él”.
Estamos siendo protagonistas de acciones de rechazo y destructivas contra obras de arte y monumentos, que se repiten históricamente, unas se han realizado por motivos religiosos (Iconoclasia), en la época bizantina, otras para destruir todo lo que recordaba al condenado (“damnatio memorae romana”).
El vandalismo, término que proviene de vándalo, significa “la destrucción a la propiedad pública sin consideración alguna hacia los demás”. Su origen se remonta al año 445, cuando la tribu germánica destruyó objetos sagrados cristianos en Roma, aunque se dice que fue empleado por primera vez por el obispo constitucional Henri Henri Grégoire (1794), que preparó un proyecto para proteger las obras de arte.
Los actos vandálicos son hechos realizados generalmente de manera intencional, y no constituyen de por sí hechos graves o violentos, de ahí que se castiguen como falta de acuerdo con la extensión del daño, en otros casos son delitos específicos o son delitos de daño, como sucede en nuestra legislación penal, que la pena es de uno a dos años y se agrava en otros supuestos.
El acto vandálico es impulsivo, injustificado, y tiene efectos económicos a nivel privado y público, romper retrovisores y, ventanas, daños al alumbrado, pinchar las llantas, realizar graffiti, o culturales a parques, museos, monumentos, al medioambiente por basura u orina.
En ocasiones quienes lo realizan no tienen ningún objetivo, se hace por una necesidad de protestar, por agresividad, de buscar emociones o por protagonismo (vandalismo lúdico), por placer (vandalismo perverso), para adquirir bienes (vandalismo adquisitivo), por venganza hacia una o varias personas (vandalismo vengativo), por criterios ideológicos (vandalismo ideológico), y vandalismo táctico, estrategia para llamar la atención sobre un hecho puntual (Porporato).
Quien lo realiza, es una persona normal, de cualquier edad, preferiblemente del sexo masculino, aunque en cuanto a la edad es discutible, se indica que va de 20 a 30 años, sin embargo, pueden ser de cualquier edad. Sus actuaciones se realizan voluntariamente en otros intimidado, en grupos, pero también individualmente, tienen malos hábitos en el comportamiento, no tienen empleo ni responsabilidades, y, en general, viven una vida desorganizada (Villalba).
El vandalismo es un fenómeno social, hay vandalismo deportivo, por racismo, suele apreciarse en manifestaciones y protestas, en las escuelas, e inclusive es frecuente en una comunidad de propietarios, que rompen bombillas, hacen daños a puertas, etc., y causa innumerables daños económicos.
¿Puede prevenirse el vandalismo? Se hace mención a la teoría de las ventanas rotas, pero las acciones básicamente deben centrarse en la familia y en la escuela dirigidas a concientizar a los niños y adolescentes acerca de los actos vandálicos, pero también la comunidad y el Estado juegan un papel fundamental, a la vez que la ciudadanía, que puede adoptar medidas alternativas, la instalación de cámaras de vigilancia, iluminación adecuada, sistema de alarmas y otros.