• 24/09/2008 02:00

Panamá y Wall Street

Esta no es la primera crisis de Wall Street, pero ninguna de las debacles anteriores tuvo la magnitud de la presente.

Esta no es la primera crisis de Wall Street, pero ninguna de las debacles anteriores tuvo la magnitud de la presente.

La crisis actual ha golpeado el estilo de vida de los estadounidenses en tres áreas vitales: la vivienda, la energía y los ahorros. Eso fue lo que obligó al presidente George W. Bush a renunciar al principio de que el Estado participe en los mercados y a buscar en forma desesperada cómo salvar al mundo financiero y bursátil.

El proyecto de Bush costará $700,000 millones, una carga extremadamente pesada para una economía que ya enfrenta un déficit anual de $600,000 millones. Esa suma es adicional a los $285,000 millones desembolsados para apuntalar la banca hipotecaria y de seguros.

Todavía está por verse si el gigantesco plan logrará restaurar la confianza de empresas, inversores y ahorristas y sanear los mercados. Pero el mayor problema no es la carencia de capital, es la falta de confianza.

La confianza que le falta a Wall Street, es con la que cuentan las finanzas públicas de Panamá. “Existe gran confianza de las entidades financieras en su gobierno. Estamos orgullosos de trabajar en forma conjunta con Panamá”, afirmó Luis Alberto Moreno, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo —BID—, luego de reunirse la semana pasada con el presidente Martín Torrijos en Washington.

Moreno reconoció que el mandatario panameño se adelantó a su época al colocar al país en una situación financiera que ahora le permite sortear los vaivenes de la crisis financiera internacional.

“Su gobierno tiene una admirable visión económica de futuro, ha transformado a Panamá y lo coloca con en una mirada hacia el siglo XXI y hacia los años por venir. Lo admirable es que ha podido hacer todo en tan poco tiempo”, resaltó el máximo ejecutivo del BID.

Como demostración de esa confianza, Moreno anunció que el BID aprobará el próximo mes de octubre un crédito por $400 millones para financiar parte de la ampliación del Canal. Para el BID se trata de una gran noticia, sobre todo en momentos en que hay tanta incertidumbre en los mercados financieros internacionales.

Unas sólidas finanzas públicas y la responsabilidad fiscal demostrada por las autoridades panameñas, es la mejor carta de presentación. Además el BID, como ya lo hizo el Banco Europeo de Inversiones y la Corporación Andina de Fomento que han comprometido en conjunto $1,200 millones para la obra, comprende las virtudes del proyecto de expansión del Canal por su impacto en el desarrollo de Panamá y de toda la región.

La confianza en las finanzas públicas panameñas se fundamenta también en el entorno favorable generado en el país. La ampliación de la vía acuática no sería posible en medio de convulsiones sociales, de ausencia de seguridad jurídica o en una nación carente de políticas de inclusión para reducir la pobreza y la marginalidad.

Esas son las credenciales que generan respeto hacia la administración del presidente Torrijos y colocan al país en una posición envidiable frente a la actual crisis financiera internacional.

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