• 17/06/2013 02:00

Tarda, pero llega

Contra la impunidad y la corrupción política se están produciendo precedentes importantes en América Latina que deben ser el espejo en q...

Contra la impunidad y la corrupción política se están produciendo precedentes importantes en América Latina que deben ser el espejo en que muchos en Panamá tendrán que mirarse. La justicia en la región se abre paso —aunque lentamente— a través del grueso manto de la impunidad, un gravísimo mal que prevalece por los delitos de corrupción cometidos por altos dignatarios mientras ejercían el poder político. El caso de Menem en Argentina, condenado a 7 años de prisión, hace solo unos días, por tráfico de armas. El de Alfonso Portillo, en Guatemala, extraditado hace unos meses a EEUU por lavado de dinero. O el caso de Álvaro Uribe por escuchas ilegales en Colombia. En México son muchos los funcionarios que están en prisión por corrupción. Siguen presos Alberto Fujimori, en Perú, y Noriega en Panamá. Jueces implacables están haciendo su trabajo. Hagan lo que hagan, una vez fuera del poder, los políticos no quedan suficientemente ‘blindados’ cuando los tribunales deciden actuar con independencia. Esa es la lección de los recientes casos que registra la historia en la región.

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