• 03/04/2011 03:00

Ejes para una reforma constitucional verdadera

H ay obras que trascienden para la historia; no necesariamente las que se ubican en el terreno de la infraestructura, sino aquellas que ...

H ay obras que trascienden para la historia; no necesariamente las que se ubican en el terreno de la infraestructura, sino aquellas que la dan a la nación y a la sociedad un sentido y alcance de modernidad institucional; es decir, que remozan y elevan a un nivel superior la vida en democracia y colocan al Estado de Derecho en mejores condiciones de servir a los ciudadanos.

El país ha llegado a un punto donde las opciones se reducen a dos; o crecemos en institucionalidad o simplemente la nave de la nación seguirá haciéndose agua y lo que se vislumbra es la incertidumbre, la zozobra, nada conveniente para el desarrollo y la convivencia pacífica de todos los que habitamos este territorio que se llama Panamá.

El momento histórico coloca al país y a sus gobernantes de dejar sus huellas en la obra sublime de darle al país y a los panameños reformas constitucionales de verdad; no perogrullos de reformas o brillo de vaselina constitucional. Los panameños, ese es el pulso que se percibe en la nación, no estamos para parches o inconducentes reciclajes, que a la vuelta del tiempo nos tendrán sumergidos en una crisis de mayor calado.

Varios son los ejes o temas, ninguno nuevos, que están para en serio abordar reformas a la Carta Magna; verbigracia el Preámbulo, que no se compadece con los tiempos que vive la Humanidad, requiere de cambios significativos en cuanto a su alcance y finalidad garantista; la cuestión relativa, la inadecuada relación y falta de equilibrio, que se da entre los Órganos del Estado, hecho este que la propia Constitución legitima y tiende a crear zozobra institucional; el tema relacionado con la escogencia de magistrados, la creación de una Corte Constitucional; la cuestión relacionada con una mayor apertura a la Participación Electoral de los movimientos sociales (nuestro sistema sigue siendo extremadamente partidocrático).

Todas estas reformas deben venir acompañada de una reforma transitoria que apunte a declarar la interinidad de todos los jueces y magistrados, de tal suerte que, constitucionalizado un nuevo método, se escojan los nuevos magistrados acorde con la nueva norma constitucional.

Ahora bien, son reformas de alta arquitectura, donde no solo debe contar la participación de los actores de poder; lo he dicho en reiteradas ocasiones, el tema constitucional es un asunto de competencia ciudadana.

Dejemos la cultura de capillas o de estamentos a un lado, pensemos con un sentido de patria y manos a la obra para edificar nuevos correlatos institucionales y democráticos.

*LICENCIADO EN DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS.

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