• 15/05/2011 02:00

El Parlatino como foro político regional

En fecha reciente se dio a conocer la propuesta del Parlamento Latinoamericano, instancia que aglutina a los Congresos Nacionales, de fu...

En fecha reciente se dio a conocer la propuesta del Parlamento Latinoamericano, instancia que aglutina a los Congresos Nacionales, de fusionarse como la estructura legislativa de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). De lo que se trata, según entendemos, es que el Parlatino se constituya en el foro político—legislativo de los asuntos diversos que se dan en América Latina y el Caribe. La propuesta ha sido presentada a la Cancillería de Panamá por el diputado panameño Elías Castillo, presidente del organismo, y buscan el aval en la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno, convocada en Caracas, Venezuela, para julio de este año. El CELAC nace en la Cumbre de la Unidad Latinoamericana y el Caribe, constituida por la XXI Cumbre del Grupo de Río y la II Cumbre de América Latina y el Caribe sobre integración y Desarrollo, en México el 23 de febrero de 2010 y que recibió, para su creación, el apoyo de 32 países.

Bonita idea en el papel, pero que a juicio nuestro trastoca, en la práctica, el funcionamiento y cohesión que han venido adquiriendo, no sin antes superar muchos obstáculos, el parlamentarismo regional en Centro y Suramérica. Lo primero, a destacar, es que el Parlamento Latinoamericano está constituido por diputados, o senadores (según el caso), de los respectivos congresos nacionales, 23 en total. La razón de ser, como el desempeño específico de los diputados nacionales, es la producción de las legislaciones internas de los Estados. Los asuntos supranacionales, por su propia naturaleza, siguen otra óptica de tratamiento, y es aquí donde actúan los parlamentos regionales.

No demeritamos, bajo ningún parámetro, la importancia que tiene la vinculación de los legislativos nacionales con las iniciativas de los foros regionales. Lo creemos necesario y sustancialmente pertinentes. Los temas regionales, que identifican intereses comunes, requieren, en el contexto de los procesos que viven en los distintos bloques de países, como los desafíos que imponen la política global, de la existencia de organismos especializados, con dedicación permanente y exclusiva. No cabe el ‘coyunturalismo’, menos el tratamiento ocasional que debilite el marco de las competencias regionales, como las birregionales.

Dentro de esa visión, los roles de los congresos nacionales se constituyen en valores agregados, en fortalezas, sobre todo al reunirse los esfuerzos entre éstos (a través del Parlatino) con los parlamentos regionales. Sin estos espacios de encuentros no hay verdadera funcionalidad, porque las iniciativas discutidas y aprobadas en los éstos últimos, deben ser consideradas (y convertidas en leyes nacionales) en cada uno de las Asambleas de los países miembros del bloque regional de que se trate.

La coordinación en materia política y legislativa ha dado pasos de avance en el región y abría que actuar con guantes de seda para evitar que se deformen los logros obtenidos. Sobre todo porque ese avance implica un marco de intercambio con otros actores, igualmente aglutinados a efectos de potenciar sus políticas regionales como es el caso del Parlamento Europeo. A buena hora, la existencia de EURO—LAT, asociación estratégica birregional que reúne 75 diputados de Europa y 75 de América Latina, ha permitido a los distintos componentes: Parlatino, Parlacen, Parlasur, Parlantino, hacer esfuerzos compartidos a beneficios de los acuerdos de asociación entre regiones: América Latina y Europa.

*PRESIDENTE DEL PARLACEN.

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