• 14/07/2011 02:00

Cosecha de desconfianzas

PERIODISTA Y DOCENTE UNIVERSITARIO.. Para asumir el cargo de directora gerente del Fondo Monetario Internacional a Christine Lagarde se...

PERIODISTA Y DOCENTE UNIVERSITARIO.

Para asumir el cargo de directora gerente del Fondo Monetario Internacional a Christine Lagarde se le exigió ‘una conducta ética, integridad, discreción y esforzarse por evitar incluso la apariencia de un comportamiento impropio’. Si esos son los patrones que deben regir la conducción de un organismo financiero internacional, cuánto mayores deberían ser las exigencias para desempeñar la administración de un Estado.

Para desgracia de Panamá, desde que Ricardo Martinelli asumió la Presidencia el país ha dado un enorme paso atrás en su sistema democrático. Su régimen no ha hecho otra cosa que generar desconfianza entre todos los sectores ciudadanos. La larga lista de arbitrariedades y desprecio por las reglas del juego democrático —con el espionaje telefónico y cibernético, las agresiones contra empresarios, la persecución judicial, el chantaje y el terror para someter a sus adversarios— han sido el pan cotidiano de una práctica que no conoce límites.

Las revelaciones de diplomáticos estadounidenses, filtradas por WikiLeaks, dan cuenta de que a Ricardo Martinelli ‘le importan un bledo las instituciones’, pues se convierten en un estorbo para su aplanadora totalitaria.

No conforme con hacer desaparecer por medio de la absorción a los partidos de la alianza oficialista, emplea a figuras de la oposición para dividir y atacar, no para acordar y construir. Va en permanente contramano con los valores e intereses esenciales de la mayoría ciudadana, envuelto en la mentira y el engaño mediante un falso relato de realidad que le sirve a sus despropósitos. Sabe que sin división no hay guerra, que sin unidad no hay paz.

El manoseo descarado de Martinelli al Órgano Legislativo, junto con amoldar al Judicial a sus caprichos políticos o incluso personales, ha alarmado a la jerarquía eclesiástica, que demandó recientemente una real y efectiva independencia de los poderes del Estado, para garantizar la institucionalidad democrática y el Estado de Derecho en el país.

Casi al unísono la agencia calificadora Moody’s advirtió que el riesgo político generado por las fricciones entre los partidos de la alianza oficialista podría obstaculizar la gobernabilidad y comprometer el desarrollo del país. También cuestionó la independencia judicial y la corrupción.

Pero nada frena el incontenible afán de Martinelli por acumular poder y saquear la riqueza del país. Con esos fines ha logrado alinear las directivas de las asociaciones del sector privado, como la APEDE y el CoNEP, y al Colegio Nacional de Abogados. La consigna es sumisión al Ejecutivo, sin voces que cuestionen las acciones del régimen ni le hagan oposición.

No concibe barreras entre lo público y lo privado. El proyecto de ley para crear asociaciones públicas privadas abre nuevas rutas a la rapiña martinellista. El proyecto que ya está en la Asamblea Nacional de Diputados encubre el propósito de adueñarse de las funciones y servicios esenciales que debería prestar el Estado, privatizar todo servicio social rentable y borrar la frontera entre lo económico y lo político.

En el contexto de profundizar la manipulación de sus decisiones, se produjo el vergonzoso episodio alrededor de la elección de la nueva directiva del Órgano Legislativo. La historia de traiciones a los compromisos entre el oficialismo, fue trasladado a la bancada opositora, mediante el soborno y el chantaje de sus diputados.

Solo de esa forma puede explicarse que la mayoría de diputados del PRD, contrario a la línea de su Dirección Nacional, actuaran amoldados por las prebendas recibidas de Martinelli y traicionara los intereses de ese colectivo político. Los estatutos del PRD son claros. Su representación en el Órgano Legislativo debe acatar las orientaciones políticas de la Dirección Nacional. Solo de ese modo es posible mantener una posición alternativa, acorde con los intereses del Partido y en favor de la construcción de un proyecto político que resuma las genuinas aspiraciones de la mayoría ciudadana.

Si la bancada legislativa del PRD retoma el compromiso de actuar en sintonía con la Dirección Nacional del Partido, es algo que se verá en las posiciones que adopten frente al proyecto de la segunda vuelta electoral y la reforma constitucional, entre otras iniciativas que impulsa el Ejecutivo.

La cosecha de desconfianzas de la siembra anticipada por Martinelli solo podrá superarse considerando que el futuro tiene más peso que el pasado, que el cambio no significa resignación, que los hechos son más poderosos que las palabras, que la unión se impone a la división, que la construcción tiene más valor que la destrucción, que el respeto entierra la intolerancia, que el diálogo supera la confrontación y que por encima de la desmesura brilla la moderación y la decencia.

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