• 12/10/2011 02:00

Una rebelde de suaves ojos verdes

EX DIPUTADA DE LA REPÚBLICA.. S u nombre es Camila Vallejo. Joven de 23 años, estudiante chilena de geografía, miembro de las Juventude...

EX DIPUTADA DE LA REPÚBLICA.

S u nombre es Camila Vallejo. Joven de 23 años, estudiante chilena de geografía, miembro de las Juventudes Comunistas, presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, quien, apoyada por Giorgio Jackson, presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica de Chile, es la vocera de la Confederación de Estudiantes de Chile que ha puesto en jaque al gobierno de Sebastián Piñera con demandas para mejorar la calidad y el financiamiento de la educación. Ha hundido la popularidad del presidente al más bajo nivel desde que asumió el poder, ha despertado la atención más allá de las fronteras chilenas y ha motivado un plebiscito nacional no vinculante convocado por organizaciones sociales para medir el apoyo del pueblo a las demandas del movimiento estudiantil.

Todo comenzó hace varios meses como un reclamo interno estudiantil contra la pobre calidad de la educación y la inequidad del sistema educativo, que obliga al estudiante de escasos recursos a endeudarse para recibir una educación superior, pese a los subsidios oficiales a los centros educativos. Pero se ha transformado en manifestaciones masivas con represiones policíacas violentas en las principales ciudades; crisis de gabinete, paros y huelgas de hambre; reclamos de otros sectores sindicales, culturales, profesionales y ecologistas; e intervención de corrientes políticas de izquierda y de derecha, de gobierno y de oposición. Y Camila Vallejo —agnóstica, carismática, intransigente y con un aro de plata en la nariz— se ha consolidado como líder del movimiento estudiantil. Ha adquirido notoriedad en el extranjero elevando el conflicto al plano internacional; ella y líderes del movimiento han sido invitados a participar en diferentes escenarios europeos.

Uno de los reclamos del movimiento estudiantil es que la educación pública a nivel superior sea gratuita, financiada con fondos provenientes de una reforma impositiva. Esta iniciativa es respaldada por el FMI, según recientes recomendaciones que señalan que la presión tributaria es relativamente baja, dando margen para aumentar impuestos a las empresas y eliminar exoneraciones e incentivos fiscales. Sobre la educación privada, el movimiento está en desacuerdo con que las universidades y los establecimientos de educación básica y secundaria operen con fines de lucro, si se financian con subsidios estatales.

En respuesta, el gobierno ha propuesto otorgar becas y rebajar el costo de las matrículas, al tiempo que recrudece la represión en las calles. A pesar de que el presidente Piñera ponderó la gesta estudiantil recientemente ante la Asamblea General de la ONU, los intentos de diálogo, inclusive con el propio presidente, no han tenido éxito hasta ahora. Ante esos fracasos y como protesta contra la represión policial, se ha llamado a nuevos paros y movilizaciones de estudiantes, trabajadores y profesores el próximo 19 de octubre. En movilizaciones anteriores ha resultado un muerto y tanto policías como manifestantes heridos; unos golpeados con bastones hasta dejarlos inconscientes en el suelo; cientos de detenidos. En ese ambiente caldeado, altos funcionarios han proferido insultos y epítetos bochornosos dirigidos contra líderes estudiantiles, especialmente contra Camila Vallejo, denigrándola como mujer y por su posición ideológica.

Respaldada abrumadoramente por resultados del plebiscito no vinculante del fin de semana pasado —más del 90% de apoyo— Camila Vallejo no descansa un momento, aunque plantea la necesidad de planificar medidas alternas de protesta, consciente de que el regreso a clases no puede dilatarse indefinidamente.

Se comenta que la cruzada que Camila Vallejo lidera contradice el éxito del modelo chileno. No nos engañemos con sus suaves ojos verdes: independientemente de su ideología política, es admirable la fortaleza de una mujer tan joven que defiende sus ideales con tal valentía. Nuestros políticos podrían aprender.

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